En el programa Sínodo para la Familia, que ha comenzado a transmitir en vivo EWTN desde Roma en español, inglés y alemán, Carriquiry dijo que “no podemos quedarnos en el lamento de que todo tiempo pasado fue mejor o marcar con el dedo las miserias que se viven hoy día en el matrimonio”.
Con 44 años de casado, 4 hijos y diez nietos, el profesor Guzmán Carriquiry dijo que el desafío del Sínodo y de los católicos de todo el mundo consiste en “lanzar una nueva y gran misión evangelizadora que abrace a los matrimonios del mundo, en la situación que se encuentren, para romper prejuicios y resistencias y llegar al corazón de las familias con la experiencia de la belleza fundada en el Evangelio de Cristo porque solo la belleza provoca el seguimiento”.
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— Martha Calderón ? (@Calderon_Martha) octubre 5, 2015En el programa, Carriquiry recordó que “el futuro del mundo se juega en el seno de las familias, en lo más sencillo y lo cotidiano. Allí están en juego los afectos primordiales de la persona como don, esas relaciones humanas capitales que son la paternidad, la maternidad, la nupcialidad, la fraternidad, que son los distintos rostros del amor de Dios”.
“Si el Papa ha decidido tener en octubre del año pasado un Sínodo extraordinario para discernir la situación actual de la familia, más amenazada que nunca, y ahora este Sínodo para reflexionar sobre la familia en toda su verdad y su belleza, es porque el Santo Padre coloca a la familia como prioridad fundamental de la misión de la Iglesia”.
“En los últimos meses en todas las audiencias de los miércoles aquí en la Plaza de San Pedro el Papa ha ido desarrollando el tema del matrimonio y la familia, lo hizo mucho en Filipinas, en Ecuador, Paraguay y Bolivia; y recientemente en Cuba y más en Estados Unidos porque tuvimos en (Filadelfia) el Encuentro Mundial de las Familias”, afirmó.
Guzmán Carriquiry explicó luego que el Papa Francisco es consciente de la crisis que enfrenta actualmente la familia en todo el orbe: “lo dijo en Estados Unidos, nunca tan amenazada por colonizaciones ideológicas que en el poder político, económico, tienden a disgregar el matrimonio y la familia”.
Entre los problemas que enfrenta las familias están los altos “porcentajes de divorcios, de disgregaciones de los matrimonios. El Papa también insiste en cómo le cuesta a los jóvenes asumir compromisos duraderos, consistentes, donde se ponga en juego la propia vida. Además el aborto por doquier está demostrando no solo un atentado contra la vida naciente sino un déficit de esperanza”.
“La familia está cada vez más disgregada. ¡Qué difícil es compartir la mesa en familia, estar en familia, rezar en familia! La cultura global relativista, permisiva, consumista, de egoísmo, todo eso ciertamente impacta”.
Ante esta complicada realidad, prosiguió Carriquiry, “el Papa nos manda a todos los católicos a ir a las calles, a las periferias económicas y espirituales”.
Es importante también contar con la ayuda de los sacerdotes y obispos, que salgan “de los recintos eclesiásticos y visten a las familias que son iglesia doméstica. Tienen que acercarse mucho más para sostener esa vida cristiana en familia”.
Necesitamos, dijo, “pastores con olor a oveja y perfume de Cristo”.
¿Qué se puede esperar del Sínodo?
Guzmán Carriquiry dijo sobre este tema que “el Papa espera y confía que la reunión de esta asamblea del Sínodo mundial de obispos sobre la Familia sea ante todo como un cenáculo de oración confiado a la gracia del Espíritu Santo que pasa a través de la colegialidad de los obispos en torno al sucesor de Pedro”.
El Sínodo, reafirmó siguiendo lo dicho ayer por el Santo Padre, “no es una especie de parlamento de la Iglesia. No es de orden deliberativo, no toma decisiones, asiste al Papa en su ministerio”.
Sobre la necesidad que tiene el Pontífice de escuchar las diversas experiencias de los pastores de todo el mundo, Carriquiry dijo que de ese modo se puede conocer “lo que el Espíritu Santo va diciendo a la Iglesia y a las iglesias, en sus distintos lugares. La Iglesia es una pero al mismo tiempo expresa una pluralidad de caminos y formas a través de los distintos lugares donde cumple su misión”.
“Es una la fe, la caridad, el llamado universal a la santidad, una la misión, y sin embargo hay una pluralidad de expresiones de gracia que los cristianos viven”, agregó.
El Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina recordó luego una frase de San Juan Pablo II en el documento Familiaris Consortio en la que afirma que “el matrimonio y la familia son lugares privilegiados para vivir y custodiar el amor de Dios”.
Para concluir, Carriquiry hizo un fuerte llamado a rezar por Francisco y el Sìnodo: “una de las cosas que quiero pedir es que por favor nos olvidemos todos nosotros, todos los laicos, las familias, de rezar día a día por el Papa y para que el Espíritu Santo trabaje fuerte en el Sínodo de los Obispos y que resplandezca la verdad y la belleza del matrimonio y la familia, y que cobre nuevo ímpetu la nueva evangelización”.
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