Fallece valiente obispo que hizo frente a la dictadura en Cuba

El lunes 19 de julio falleció a los 90 años el Obispo Emérito de la Diócesis de Pinar del Río, Mons. José Siro González Bacallao, un fiel prelado que se entregó por completo a la evangelización de la Iglesia de Cuba y que con valor y esperanza hizo frente a la dictadura de Fidel Castro.

Según informa la página de Facebook de la Diócesis de Pinar del Río, los restos del Prelado reposarán en el panteón de los obispos del Cementerio Católico de la Alameda en la ciudad de Pinar del Río.

José Siro González Bacallao nació en el municipio de Candelaria, provincia de Artemisa, el 9 de diciembre de 1930 en el seno de una familia pobre.

A los 12 años le compartió a su párroco, el franciscano Mario Cuende, su deseo de ser fraile, pero luego de un correcto discernimiento ingresó al Seminario San Carlos y San Ambrosio para convertirse en sacerdote diocesano.

Estudió luego en el Seminario El Buen Pastor y fue ordenado sacerdote el 28 de febrero de 1945. Fue secretario del entonces Obispo de Pinar del Río, Mons. Evelio Díaz, y coadjutor de la Catedral entre 1954 y 1957, año en que fue nombrado párroco de San Juan y Martínez, comunidad a la que sirvió durante 22 años.

Con el inicio de la dictadura comunista de Fidel Castro en 1959 comenzó un duro periodo para la Iglesia en Cuba con la expulsión de sacerdotes, el cierre de escuelas y universidades católicas, la imposibilidad de construir templos, entre muchas otras dificultades.

Ante el éxodo de muchos sacerdotes, religiosas y laicos, Mons. Días encargó al entonces P. Siro González y al P. Claudio Ojea, la atención de todas las parroquias de las vicarías central y oriental de la diócesis, “porque eran conscientes de la necesidad de mantener viva la llama de la evangelización en toda la región”.

En 1966 el P. Siro González llevó su trabajo pastoral al campo y se dedicó durante casi siete años, entre 1966 y 1973, a sembrar tabaco, arroz y frijoles, tarea que realizaba de lunes a viernes. Los fines de semana atendía las pocas tareas pastorales que era posible llevar a cabo.

En 1979, cuando asumió la diócesis el nuevo obispo, Mons. Jaime Ortega Alamino (que años después sería cardenal y Arzobispo de La Habana), el P. Siro Gonzáles fue llamado a servir a su lado como vicario de la Diócesis y Párroco de la catedral.

El Papa San Juan Pablo II lo eligió Obispo de Pinar del Río el 30 de marzo de 1982, siendo consagrado el 16 de mayo del mismo año.

Fue uno de los obispos impulsores de la reflexión eclesial cubana que preparaba a la Iglesia para el Encuentro Nacional Cubano (ENEC) en 1986 y años más tarde del (ECO) a los 10 años del ENEC.

Uno de los momentos más relevantes de su período como obispo fue la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, quien accedió a su pedido de sobrevolar la diócesis para bendecirla, el 21 de enero de 1998.

Entre las distintas obras que alentó destaca la publicación de la revista Vitral, entre 1994 y 2007, dirigida y fundada por el laico Dagoberto Valdés.

En junio de 2006, en una ceremonia por el aniversario de la revista, Mons. González Bacallao dijo que Vitral, que “tantas satisfacciones proporciona a unos y tantas preocupaciones siembra en otros" buscaba responder a la preocupación "por el creciente analfabetismo cívico religioso”.

En 2007 y luego del cierre de la publicación, los que fueron miembros del consejo editorial publicaron el libro “La libertad de la luz”, una recopilación de todos los editoriales de la revista desde su fundación.

En septiembre de 2006, el Obispo criticó al gobierno cubano por su maltrato a la Iglesia y dijo que en el país, si bien había “libertad de culto”, en realidad no había “libertad religiosa”.

El Prelado dijo al diario español La Voz de Galicia que, ante los grandes problemas en Cuba, “la Iglesia ha adquirido entre el pueblo un prestigio enorme, porque es la que se ha ocupado de atender a los pobres, de buscar medicamentos, de atender a los niños con síndrome de Down. Es una caridad que es muy explícita para la gente”.

Otras de las obras de Mons. González Bacallao fueron la creación del Preseminario P. Félix Varela, para acompañar a jóvenes que discernían su vocación sacerdotal; el Centro Misionero en Candelaria “César Balbín”, el Centro de Formación Cívica y Religiosa, las Escuelas de Verano para Catequistas, la incorporación de comunidades religiosas femeninas al servicio pastoral en Pinar del Río, y la construcción de la Casa Diocesana Nuestra Señora de Loreto.

En noviembre del 2006, el Papa  Benedicto XVI aceptó su renuncia a los 77 años y se retiró al poblado de Mantua, “en el extremo más occidental de Pinar del Río, donde vivió hasta el final en su amada Granja San José”, indica la nota de la Diócesis.

La nota señala que “hablar de Mons. Siro es fácil para quienes lo conocimos sentado en su taburete frente a la carpintería del Obispado o en el patio de la Casa Diocesana, donde podíamos ir a compartir con él tanto de la vida personal como eclesial”.

Asimismo, del Prelado podían recibir siempre “un buen consejo, acompañado de una sonrisa que animaba y su forma cariñosa de dirigirse a quien fuera llamándolo ‘hijito’, porque así fue siempre para todos”.

Para los fieles de Pinar del Río, el fallecido Prelado fue “un padre bueno que supo ser fiel hasta el final al Buen Dios que lo escogió como acostumbra a hacer: de entre los humildes y sencillos, para encomendarle una tarea de titanes, porque a la vez da la fuerza necesaria para poder realizarla; solo hay que confiar en Él”.

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