En nombre de los obispos de Estados Unidos, Mons. Mario E. Dorsonville, presidente del Comité de Migración, instó al Congreso a legislar en favor de quienes serán afectados por el reciente fallo judicial que declaró ilegal el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
En su resolución del pasado 16 de julio, el juez federal en Texas, Andrew Han, también prohibió conceder nuevos permisos bajo este marco. No obstante, no canceló de inmediato los permisos actuales para los aproximadamente 650 mil beneficiarios activos de DACA.
DACA es un programa creado por la Administración Obama en 2012 para permitir a algunos inmigrantes que llegaron ilegalmente siendo niños a Estados Unidos, que se posponga su deportación y que tengan un permiso de trabajo. Los que se acogen al mismo, conocidos como dreamers (soñadores), deben renovar este estatus cada dos años.
Hoy en día hay alrededor de 3,6 millones de dreamers, pero no todos ellos son elegibles para DACA, ni todas las personas elegibles han recibido protección a través del programa.
Mons. Dorsonville señaló en un comunicado del 19 de julio que, junto a sus “hermanos obispos”, “instamos al Senado a que se una a la Cámara de Representantes para aprobar una legislación que proporcione estatus legal y un camino hacia la ciudadanía para todos los dreamers”.
“Al hacerlo, recordamos las palabras del Papa Francisco: ‘Los inmigrantes, si se les ayuda a integrarse, son una bendición, una fuente de enriquecimiento y un nuevo don que anima a una sociedad a crecer’”, acotó.
El Prelado comentó que “si bien estamos decepcionados con esta decisión, sabemos que DACA nunca tuvo la intención de ser una solución permanente para los dreamers”.
“Este fallo es simplemente el desarrollo más reciente de una larga lista de eventos que justifican la acción del Congreso. Actualmente, el Senado tiene ante sí varios proyectos de ley que otorgarían un alivio permanente a los dreamers, incluida la Ley de Promesa y Sueño Americano aprobada por la Cámara de Representantes en marzo”, añadió.
Mons. Dorsonville resaltó que “los dreamers contribuyen a nuestra economía, sirven en nuestras fuerzas armadas y crían familias estadounidenses, pero se les impide convertirse en miembros de pleno derecho de nuestra sociedad”.
“Todos los dreamers, no solo los que reciben DACA, merecen la oportunidad de alcanzar su potencial dado por Dios en el único país que la mayoría de ellos ha conocido. Esto no es solo una cuestión de dignidad humana, sino también de unidad familiar, considerando a los 250 mil niños ciudadanos estadounidenses con dreamers como padres”, agregó.
Finalmente, lanzó la pregunta: “Los beneficiarios actuales de DACA continúan recibiendo protección, pero ¿por cuánto tiempo?”.
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