Instituciones médicas en Argentina expresaron su preocupación por el protocolo del aborto aprobado en la Ciudad de Buenos Aires, en especial por la práctica relacionada con la objeción de conciencia.
En Argentina el aborto no es ley sin embargo, el ministerio de Salud creó un protocolo para que se de muerte a los niños inocentes en el vientre de sus madres.
La ciudad de Buenos Aires no contaba con ese protocolo hasta que la Legislatura porteña lo aprobó el 16 de julio.
Tras la última modificación promovida bajo el Gobierno de Alberto Fernández, en diciembre de 2019, el protocolo del aborto determinó que la edad para solicitar la práctica antivida será desde los 13 años, sin necesidad de consentimiento de los padres; sin límite de edad gestacional; y con una fuerte amenaza a la objeción de conciencia institucional.
Al respecto, el Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires rechazó el “incorrectamente llamado protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo”.
Además de que atenta contra la vida humana más vulnerable, el protocolo menciona que los médicos “aunque objeten están obligados a cumplir con el deber de informar sobre el derecho a acceder a una ILE, y a respetar, proteger y garantizar la autonomía de la persona gestante”.
Los médicos señalaron que “también se debería contemplar el mismo respeto y protección ante la presencia del desarrollo de un ser humano en etapa de maduración y actividad intrínseca desde el momento de la fecundación, guiado por un principio autónomo, con cronología coordinada en su propio genoma sin ninguna discontinuidad”, explicaron.
La institución médica también rechazó el modo en que el protocolo se refiere al ejercicio de la objeción de conciencia.
El protocolo “refiere que la objeción de conciencia no debe traducirse en obstrucción a la práctica y todos los efectores de salud en condiciones de practicar ILE deberán garantizar su realización en los casos con derecho a acceder a la misma y contar con recursos humanos y materiales suficientes para garantizar en forma permanente el ejercicio de los derechos que la ley les confiere a las personas en relación a esta práctica”.
Ello a pesar que la normativa argentina y el Código de Ética de la Asociación Médica Argentina para el Equipo de Salud “hace referencia a los Derechos Humanos mencionando la vida, libertad de conciencia, libertad de culto y libertad de opinión, como prioritario para el equipo de salud tanto por ser seres humanos como por la esencia misma de la profesión que han abrazado”, precisó el Consorcio Médico.
En ese sentido, “no se puede obligar a instituciones fieles a un ideario fundacional a suprimir una vida, esto significa violar el ejercicio médico que privilegia la dignidad humana en todas sus etapas y la libertad de expresarse libremente.
“Es más paradójico aún, cuando las mismas autoridades han esgrimido como fundamento para el confinamiento obligatorio de la ciudadanía que el bien primordial a resguardar es la vida y la salud de la población. Como si existiesen categorías distintas de seres humanos: unos cuyas vidas valen y otros que son descartados”, sentenció.
A su turno, la Academia Nacional de Medicina ve con “honda preocupación la legalización de un protocolo que atenta contra los principios consagrados por la Constitución Nacional, los tratados internacionales con los que el país está comprometido y las leyes nacionales”.
“Las causales de aborto según el protocolo aprobado son interpretadas de manera arbitraria y los médicos están obligados a realizar un aborto sin una clara definición de objeción de conciencia”, describió la Academia.
Además, denunció, “las instituciones no pueden argumentar objeción de conciencia, es decir que tienen la obligación de realizar abortos, aunque sus estatutos lo prohíban”. “El documento desconoce en forma manifiesta la ética, las leyes, la religión, la patria potestad, los derechos humanos y el valor de la vida”, señaló.
La Academia Nacional de Medicina recordó que“Hipócrates, hace 25 siglos prohibió a los médicos realizar abortos; esta norma se encuentra en el juramento hipocrático que los médicos de nuestros días prometen respetar al ingresar a la profesión”.
“Es lamentable que un cuerpo colegiado elegido por la población promulgue un texto tan controvertido, contrario a la dignidad de las personas”, expresó.
“La Academia Nacional de Medicina reafirma su convicción sobre la inviolabilidad de la vida humana y espera el veto de las autoridades a esta ley antihumana”, concluyó.
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