El P. Christian Viña, sacerdote de la Arquidiócesis de La Plata (Argentina), informó del fallecimiento a causa del coronavirus, de la hermana María Isabel, de 86 años de edad, quien sirvió a los enfermos durante casi 60 años.
“La hermana María Isabel, de 86 años, nacida en la provincia de Córdoba, falleció por insuficiencia cardíaca crónica, neumonía por Covid-19, e insuficiencia respiratoria aguda”, indicó el sacerdote en un correo electrónico enviado a ACI Prensa.
El sacerdote explicó que la querida religiosa pertenecía a la congregación de las Hermanas Franciscanas Educacionistas y “durante casi 60 años, entregó su vida a Cristo, atendiendo espiritual y materialmente a los enfermos del Hospital de Gastroenterología ‘Bonorino Udaondo’, de la ciudad de Buenos Aires”.
En declaraciones a ACI Prensa este sábado 25 de julio, el P. Viña, párroco de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús en La Plata, explicó que la religiosa falleció el lunes 20, “pero recién hace unas horas –por todo este tema del confinamiento y los trámites que debieron hacer– sus superioras me comunicaron la noticia por correo electrónico”.
“Ellas residen a más de 400 kilómetros de Buenos Aires; y al no poder movilizarse por las restricciones impuestas por el gobierno, debieron hacer todos los trámites de modo virtual”, agregó.
Debido a la situación sanitaria no habrá funeral y los restos de la hermana María Isabel serán cremados y depositados en el “cinerario de la parroquia San Antonio de Padua, de Parque Patricios, ubicada a 600 metros del hospital en el que residía la querida Hermana”.
“Hasta que su salud se lo permitió allí iba a Misa todos los domingos, a las ocho de la mañana”, dijo el sacerdote a ACI Prensa.
Aunque él está a 70 kilómetros de Buenos Aires, el sacerdote iba a la capital argentina los lunes y celebraba la Misa en la comunidad de las religiosas.
En su correo electrónico, el P. Viña recordó que la hermana María Isabel compartió las casi seis décadas de servicio a los enfermos “con la Hna. María Bernardette, fallecida en 2015; y que, venida de Austria, tras su profesión religiosa, realizó apostolado durante 53 años en dicho Hospital. Fue su primer, su único y su último destino”.
“En los últimos seis años –por lo general, los lunes por la mañana– tuve la gracia de celebrar la Santa Misa en la capilla de su comunidad. Siempre me recibía con una sonrisa; y, luego del Santo Sacrificio, me servía con generosidad el desayuno”, recordó el sacerdote.
La religiosa, dijo el P. Viña en su correo electrónico, “aprovechaba entonces para preguntarme sobre los apostolados en nuestra parroquia; y la atención de los más pobres. Siempre se las ingeniaba, aun entre la escasez de los propios recursos, para darnos una mano”.
“Su última ayuda, de hace tan solo unos días, fue el envío de hostias grandes; y de varias estampas en defensa del niño por nacer”, añadió.
Finalmente el sacerdote agradeció el testimonio de la religiosa y pidió para que interceda “por nosotros en estos tiempos tan difíciles; en que, por la pandemia, la libertad de la Iglesia se ve amenazada aquí y allá! ¡Y pídele al Señor para que, también nosotros, tengamos la gracia de la perseverancia final”.
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