A través de un mensaje en sus redes sociales, el Arzobispado de San Salvador expresó su alegría y gratitud después de que la Santa Sede informó que el Papa Francisco reconoció el martirio del sacerdote italiano Cosme Spessotto, asesinado en El Salvador en 1980, y que permitirá su beatificación.
“Hoy el mundo se alegra con la aprobación que el Papa Francisco ha hecho, haciendo brillar la virtud de este sacerdote, Cosme Spessotto. Un santo, no solo porque murió de esa manera, sino por su sacerdocio”, escribió el Arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas, sobre el Siervo de Dios.
Este sacerdote de la Orden de Frailes Menores nació el 28 de enero de 1923 en Mansué, Italia.
A los 12 años ingresó al seminario franciscano. El 27 de junio de 1948, fue ordenado sacerdote en la Basílica de Nuestra Señora de la Salud en Venecia. Según informó Vatican News, el P. Cosma, conocido como Cosme en el país centroamericano, confió su sacerdocio a la Virgen María y tenía deseo de irse como misionero a China, pero la situación política se lo impide y en 1950 zarpa del puerto de Génova a El Salvador.
Durante 27 años, hasta el martirio, fue párroco en Nonualco. En el país centroamericano construyó una nueva iglesia y fundó la escuela parroquial para más de mil niños, donde además, había cursos de corte y costura para las mujeres de la aldea.
Fue asesinado en San Juan Nonulaco por odio a la fe el 14 de junio de 1980, durante la guerra civil salvadoreña. Unos desconocidos le dispararon frente al altar mayor de su parroquia.
En muchas ocasiones la iglesia parroquial de San Juan Nonualco quiso ser tomada por la Guerrilla como por la Fuerza Armada de El Salvador, algo que Fray Cosme nunca permitió, por lo que empezó a recibir amenazas anónimas.
El párroco de la iglesia San Juan Bautista de San Juan Nonualco, Fray Ernesto Palma, dijo que “el Padre Cosme Spessotto era un hombre de discernimiento, que sabía leer los signos de los tiempos, era muy cercano a los jóvenes, era un hombre de sentir con su pueblo, de sentir con la Iglesia como decía Monseñor Romero”.
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