El Cardenal Sako envió una reflexión a AsiaNews donde medita sobre la Fiesta de Pentecostés, que tendrá lugar el domingo 31 de mayo.
En el texto, el Purpurado señaló que hay similitudes entre los discípulos que esperaban en casa por “miedo a los judíos extremistas” y los católicos que actualmente se mantienen en el hogar por temor a contagiarse del coronavirus.
El Cardenal Sako agregó que el encierro por el que pasaron los discípulos fue una oportunidad para meditar y reflexionar sobre las enseñanzas de Jesús, y así madurar su fe y vocación. Por lo que animó a los fieles a superar el miedo y la ansiedad que puede traer el distanciamiento social y utilizar este tiempo para crecer espiritualmente.
“La crisis del coronavirus, aunque violenta, es pasajera y transitoria” y la humanidad ya ha experimentado “otras crisis violentas en el pasado, emergiendo más fuertes”, resaltó.
Además, el Purpurado indicó que este periodo de cuarentena ha logrado un “retorno a la fe” y una necesidad de las personas a aferrarse a la “espiritualidad cristiana, la oración, el ayuno, al servicio de la caridad”.
“Hay una Iglesia doméstica que madura, que se arraiga en la fe y el compromiso, y manifiesta el deseo de acceder a la comunión y la reapertura” de los lugares de culto, añadió.
El Cardenal Sako resaltó que las personas actualmente están llamadas a regresar a la fe y los valores cristianos, creando relaciones familiares y compromisos sociales saludables, siendo guiados por el Espíritu Santo, quien ilumina el camino para poder evaluar con una “mirada más completa y profunda” y así “superar la crisis con nuestra fe, nuestros valores, nuestra caridad y solidaridad”.
Por otro lado, el Purpurado se dirigió a la comunidad internacional y pidió a los gobiernos “proporcionar alimentos, medicinas y servicios” a las poblaciones vulnerables, en vez de preocuparse por la fabricación de armas y controlar la economía mundial.
El Cardenal Sako indicó que esta oportunidad es propicia para “mejorar la solidaridad humana” y fortalecer los principios de “misericordia, amor, paz, respeto, justicia” sin sesgar por la religión, color, o cultura de las personas.
El Purpurado llamó a “tomar en serio los desafíos del coronavirus” para “un cambio cultural, económico y social”.
“Debemos preocuparnos por el extremismo y cada pensamiento que impulsa la violencia” para poder continuar en el camino común de “amor, tolerancia, convivencia y defensa de los derechos humanos”, concluyó.
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