El sacerdote jesuita José Luis Caravias publicó recientemente un polémico artículo en Vatican News, sitio web informativo del Vaticano, asegurando que “Jesús está de acuerdo” con la pandemia del coronavirus COVID-19.
De acuerdo a la universidad estadounidense especializada en medicina Johns Hopkins, al 27 de mayo se han confirmado 5.653.821 casos de COVID-19 en todo el mundo, sumando 353.414 muertos.
En su artículo “El Dios de Jesús no castiga con pandemias”, publicado el 26 de mayo en Vatican News, el P. Caravias, nacido en España y radicado en Paraguay, dijo que “no, la pandemia no la manda Dios. Pero pienso que Jesús está de acuerdo con esta explosión natural”.
Además, calificó de “absurdo pedir milagros” frente a la pandemia que ha cobrado cientos de miles de vidas en todo el mundo.
“Los fenómenos naturales actúan independientes de nuestros deseos. Por eso no hay milagros que cambien el curso natural de la naturaleza. Si las placas tectónicas se acomodan allá abajo necesariamente en la superficie se producirá un terremoto. Si tengo contactos imprudentes con un infectado yo también quedaré infectado. En estos casos no hay nada que hacer”, escribió.
Para el P. Juan de Dios Olvera, canónigo de la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México y doctor en Teología Dogmática, el artículo del sacerdote jesuita “está sesgado por una ideología”.
En diálogo con ACI Prensa, el sacerdote mexicano subrayó que “llama la atención” la ausencia de temas muy importantes en el artículo del P. Caravias: “No se habla de la oración, para poder mover la misericordia de Dios, no se habla de la adoración a Cristo, no se habla nada de la Eucaristía, no se habla nada de la Misa”.
“Todos estos son silencios interesantes, significativos, que nos hacen ver por dónde va este supuesto artículo teológico”, dijo.
“La ideologización va muy marcada”, subrayó.
Para el P. Olvera, “no se trata de hacer una teología de izquierda o de derecha, sino de lo que Cristo quiere. Como dice Gaudium et spes 22: el misterio del hombre, toda su vida, toda su existencia, solo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado”.
En el artículo publicado en Vatican News, criticó el P. Olvera, “el problema del mal no se maneja en absoluto. En ningún momento distingue si Dios quiere el mal, si Dios quiere un castigo para alguien o si Dios permite solo el mal”.
El sacerdote mexicano calificó de “absurdo” decir que Jesús está de acuerdo con la pandemia.
“Jesús nunca puede estar de acuerdo con una enfermedad, con una epidemia, con una pandemia. Jesús viene precisamente a combatir el pecado y a quitar el mal”, dijo.
Mientras que el sacerdote jesuita califica de “absurdo” pedir milagros frente a la pandemia que sufre el mundo, el P. Olvera aseguró que “por supuesto que los podemos implorar y por supuesto que podemos pedir milagros, porque la enfermedad, la muerte, la injusticia, el mal en general es fruto del pecado”.
“Por supuesto que los milagros existen, porque la misericordia de Dios existe y porque Él se apiada una y otra vez de la miseria humana, llámese pecado, llámese problemas de enfermedad, epidemia, etc.”, añadió.
El sacerdote mexicano lamentó que “ha habido corrientes racionalistas en los siglos pasados que han tratado de interpretar los milagros como una acción que no es de Dios, como una figura literaria. No, hay verdadera intervención de Dios en la vida del ser humano. Y hay verdadera intervención milagrosa”.
“Como milagro es el perdón de los pecados, la Confesión, la Eucaristía, de la que no se habla nada en este artículo”, indicó.
Para el P. Olvera “precisamente cuando el ser humano se ve impotente y reconoce que hay un Dios omnipotente, todopoderoso, además misericordioso, que además nos ama y es nuestro Padre, es cuando pide su intervención. Y su intervención es potente, es poderosa, es milagrosa”.
El sacerdote mexicano precisó que “de ninguna manera” se puede decir “que Dios es la causa de este drama”, pero es importante tener un “reconocimiento de un Dios todopoderoso, reconocimiento de la fragilidad del ser humano, reconocimiento de la necesidad de volverse a Dios, de una conversión, reconocimiento de la propia maldad del ser humano que atenta contra el ser humano”.
“Y en definitiva, que sí necesitamos una salvación sobrenatural de Dios, una conversión de los corazones que no se logra solo con simples actitudes humanas como pareciera sugerir el artículo. Necesitamos de Dios para convertirnos”, expresó.
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