La oficina de estadísticas de Múnich indicó a CNA Deutsch – agencia en alemán del Grupo ACI - que más de diez mil personas se retiraron formalmente de la Iglesia en 2019.
Los estadísticos dijeron que esta era la primera vez que las salidas anuales habían superado la marca de diez mil desde que comenzaron a realizarse los registros. Anteriormente, la cifra más alta era 9.010, establecida en 1992.
En marzo, la emisora de servicio público de Baviera, Bayerischer Rundfunk, informó que las personas dieron una variedad de razones para irse, donde figuran el deseo de dejar de pagar los impuestos de la Iglesia, el escándalo de abuso clerical y la posición de las mujeres dentro de la Iglesia.
La Iglesia en Alemania se financia en gran medida por un impuesto recaudado por el Gobierno. Si un individuo está registrado como católico, entonces 8-9% de su impuesto sobre la renta va a la Iglesia. La única forma en que pueden dejar de pagar el impuesto es hacer una declaración oficial de renuncia a su membresía en la Iglesia, donde renuncian a recibir los sacramentos y al entierro católico.
Si bien el número de católicos que abandonan la fe ha aumentado constantemente desde la década de 1960, también lo han hecho los ingresos de la Iglesia. En 2018, los ingresos aumentaron a 6.64 mil millones de euros, mientras que más de 216 mil personas abandonaron la Iglesia, según un informe de la Conferencia de Obispos Alemanes.
El año pasado, los obispos anunciaron planes para un “Camino sinodal” de dos años, que reúne a laicos y consagrados para discutir cuatro temas principales: la forma en que se ejerce el poder en la Iglesia; moralidad sexual; el sacerdocio y el papel de la mujer en la Iglesia.
Los prelados indicaron que el proceso terminaría con una serie de votos “vinculantes”, hecho que genera preocupación en el Vaticano, por la posibilidad que las resoluciones desafíen la enseñanza y la disciplina de la Iglesia.
En junio, el Papa Francisco envió una carta de 28 páginas a los católicos alemanes instándolos a centrarse en la evangelización frente a una “creciente erosión y deterioro de la fe”.
“Cada vez que una comunidad eclesial ha intentado salir de sus problemas sola, al confiar únicamente en sus propias fortalezas, métodos e inteligencia, ha terminado multiplicando y alimentando los males que quería superar”, escribió.
En septiembre, el Vaticano envió una carta a los obispos alemanes declarando que sus planes para el sínodo “no eran eclesiológicamente válidos”.
Después de una ida y vuelta entre la Conferencia de los Obispos y los funcionarios del Vaticano, la primera asamblea sinodal tuvo lugar en Frankfurt a finales de enero. Se espera que la segunda reunión se realice, a pesar de la crisis del coronavirus, en septiembre.
En una entrevista el 22 de mayo con Der Spiegel, el Arzobispo de Munich y Freising, Cardenal Reinhard Marx, habló sobre su mandato como presidente de la Conferencia de los Obispos y su nuevo libro “Freiheit” (Libertad), que fue publicado el 25 de mayo.
El Purpurado indicó que, a pesar de ser retratado como liberal, se sentía conservador.
“A los 15 años de edad, no me gustó el hecho que después del Concilio Vaticano II se abolieran algunas antiguas ceremonias e imágenes”, explicó. “Las tradiciones también son importantes”.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.
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