A pesar de que la pandemia del coronavirus ha afectado la participación física en las Misas y otros ritos católicos por el aislamiento social obligatorio, decretado para salvaguardar la salud de todas las personas, la Iglesia continúa viviendo la “cultura de encuentro” a través de medios virtuales.
Un ejemplo de ello es la Iglesia en Panamá, que implementó espacios virtuales en sus diócesis para continuar con la exposición del Santísimo, la Santa Misa, la oración permanente y la atención a los enfermos para “brindar acompañamiento mutuo a los feligreses durante la crisis por el coronavirus”, señaló la Conferencia Episcopal de Panamá.
Es así que el Vicariato Apostólico del Darién, en la Zona Misionera de Metetí, realizó la procesión con el Santísimo Sacramento y visitó a todas las comunidades para darles aliento, bendecirlos y para que puedan implorar a Jesús Eucaristía el “cese la pandemia”.
Mons. Pedro Hernández Cantarero, Obispo de Darién y las religiosas que sirven en esta región misionera, también animaron a sus feligreses a seguir orando en familia, meditando la lectura diaria de la Palabra de Dios y rezando el Santo Rosario.
Del mismo modo, el P. Elquin Núñez, de la Diócesis de Colón-Kuna Yala, “salió con el Santísimo Sacramentado por las calles de Arco Iris y La Cresta, para “pedir la protección de Dios, alimentar al pueblo con su presencia para que no pierdan la fe en estos momentos en que más lo necesitamos” y aclaró que el recorrido “se realizó respetando las normas sanitarias”.
Los obispos y sacerdotes de Panamá también siguen celebrando misas con especial intención por los enfermos y fallecidos por el COVID-19 y por todos aquellos que arriesgan sus vidas para “la detención de este mal”.
Mons. Mario Brow, Obispo Emérito de la Diócesis de Santiago, continúa celebrando misas y en sus reflexiones alienta a los fieles a “afrontar los desafíos con optimismo, como el que nace de la fe en el misterio Pascual del Señor, el Hijo de Dios, el Mesías que padeció, murió, resucito y venció la muerte”.
“En estos momentos en que estamos experimentando una dura prueba por el coronavirus, es importante que frente a este desafío nos mostremos como auténticos hijos de la Luz”, señaló Mons. Brow, y exhortó a que “toda nuestra conducta refleje esta luminosidad, esa presencia de la vida definitiva que vence la muerte y el pecado”.
Las comunidades de religiosas en Panamá también continúan orando por la humanidad afectada por la crisis y piden a la comunidad católica que también oren desde donde se encuentren, con sus familiares o compañeros de trabajo.
“No estamos alejadas de la realidad, conocemos el dolor actual del mundo”, dijo Sor Mariela Chávez, superiora de la comunidad agustina de San José en la diócesis de Chitré, quien dijo que desde el silencio contemplativo de los claustros piden a Dios por los enfermos y fallecidos por el coronavirus. “Respondamos con la universalidad de la oración”, añadió.
Los feligreses católicos de la Diócesis de David también están “rezando el Santo Rosario en familia; hacen novenas y rogativas desde sus hogares incorporándose de esta manera a una legión que elevan preces a Dios para que cese el coronavirus”, señaló la Conferencia Episcopal de Panamá.
Un ejemplo de ello es la ministra extraordinaria de la Comunión en la Catedral San José de David, Leyda Mercedes Contreras, quien es parte “del ejercito de adoración del Señor” desde su casa.
“Estoy segura de que la oración es la mejor arma, como lo ha sido siempre en momentos difíciles que ha vivido el mundo”, dijo Contreras. “No estamos solos, toda la Iglesia ora, confiada de que en Dios está el destino de toda la humanidad, y estoy convencida que, unidos en oración, se vencerá al enemigo, la pandemia del coronavirus”, concluyó.
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