Mons. Jaime Villarroel, Obispo de Carúpano (Venezuela) aseguró que la acción del Gobierno de Nicolás Maduro hace que Venezuela sea “un campo de concentración” y una tragedia “que asemeja a lo que vivió Europa tras la II Guerra Mundial”.
Según los últimos datos, se prevé que Venezuela acumule para final de este año unos cinco millones de desplazados, lo que representa casi el 15% de la población total del país.
Mons. Jaime Villarroel explicó a ACI Prensa que en Venezuela se vive una situación similar a la de los campos de concentración nazis.
“Cuando un gobierno, sabiendo lo que sufre su pueblo, deja morir a niños por desnutrición, a su gente por falta de pastillas para la tensión o antibióticos y permite que grupos violentos controlen a la ciudadanía hace que nuestro país sea un campo de concentración”, aseguró.
También explicó que Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas denunció la existencia de grupos de exterminio en Venezuela, y la consiguiente violencia que se genera en el país.
Indicó que eso hace que los venezolanos no puedan caminar tranquilos. “Nos encontramos encerrados en nuestras casas porque las calles están tomadas por grupos armados y violentos que nos pueden asesinar por un simple teléfono o un par de zapatos. Es una tragedia y se asemeja a lo que vivió Europa tras la II Guerra Mundial, cuando muchas personas por pensar diferente fueron llevados a campos de concentración y exterminados. Venezuela está en esta situación”, expresó.
Además subrayó que durante el año pasado “murieron más de 22 mil personas asesinadas y más de 400 mil en los últimos 19 años”.
Entre las graves dificultades que precisó Mons. Villarroel se encuentra la “hiperinflación que soporta la economía del país y por el que el sueldo de una familia media no llega a los 2 dólares al mes”.
En los hospitales también se afronta una grave situación porque “no hay insumos médicos” y son los enfermos quienes deben llevar todo lo necesario para su tratamiento.
Tal es la situación que, según el Obispo de Carúpano, “más del 20% de los niños de Venezuela están muriendo por desnutrición. El año pasado murieron más de 18 mil niños recién nacidos y más del 20% de las madres que dan a luz en el país mueren porque la atención médica no existe en Venezuela”, aseguró a ACI Prensa.
La situación es tan extrema, afirmó el Prelado, que las familias que ni tienen dinero para sepultar de manera digna a sus familiares difuntos.
La escasez y la violencia han hecho que 4,5 millones de venezolanos dejen el país, la gran mayoría atraviesan la frontera de Colombia, pero aunque es menos conocida, desde Carúpano es muy frecuente la emigración ilegal a Trinidad y Tobago, una isla a menos de tres horas en el mar Caribe.
Sin embargo pocos son los que tienen los medios económicos para su salida. Eso permite el surgimiento de las mafias que “les ofrecen la posibilidad de hacer el viaje financiado. Pero cuando llegan a Trinidad y Tobago son secuestrados”, afirmó.
Recordó un estudio reciente que mostró que hay casi 300 mil venezolanos en situación de esclavitud forzada, prostitución o tráfico de órganos. “De ellos, el 70% son mujeres y el 25% niños”, afirmó a ACI Prensa.
En ese sentido, además de hacer un llamamiento para el envío de ayuda material y económica a Venezuela, Mons. Villarroel animó a realizar una “oración personal” por su país.
“Porque el bien de Venezuela es el de toda la humanidad, no porque sea el mejor país del mundo sino porque salvar a un hombre es salvar a toda la humanidad. Y si nosotros ayudamos en ese aspecto creceremos en humanidad hacer un mundo mejor y más solidario”, expresó.
También explicó que es absolutamente necesaria la formación humana y cristiana de los venezolanos para cuando termine la crisis. “La asistencia humanitaria es indispensable, importantísima, pero también la formación en valores: el trabajo, la honestidad… La Iglesia está haciéndolo porque cuando esto pase, habrá una semilla sembrada en el corazón del pueblo que le puede ayudar a superar esta desgracia”, aseguró.
“Hay que reconstruir al hombre, reconciliar porque hay heridas profundas entre los venezolanos y necesitamos el perdón de Dios, que Jesucristo nos ha enseñado con su palabra”, afirmó.
A pesar de la gravísima situación , Mons. Villarroel es optimista y subraya que “siempre hay que tener esperanza, porque es lo que nos salva”. “Esto dentro de poco pasará y necesitamos el apoyo para reconstruir al pueblo, para que haya oportunidades y desarrollo en el país, pensando en la persona, como lo hace la Iglesia”, indicó.
El Prelado recordó el encuentro que el Papa Francisco mantuvo hace algunos meses con los obispos venezolanos, en donde les agradeció que permanecieran cerca de su pueblo. “Los venezolanos tienen que sentir que alguien les acompaña, no por un interés particular o por su beneficio, sino por amor. Amor a Jesucristo. También la Iglesia está dando de comer a miles a través de ollas comunitarias, en donde la iglesia pone la carne y el pueblo, si puede ,algo de verdura. Allí se comparte y se siembra la esperanza”, aseguró.
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