Este 24 de octubre se celebró una Misa por el general Francisco Franco en el cementerio de Mingorrubio, donde sus restos fueron depositados luego de ser exhumados del Valle de los Caídos.
Francisco Franco fue jefe del Estado de España desde 1939 hasta su muerte en 1975. Accedió al poder cuando el bando nacional venció al bando republicano al término de la Guerra Civil española.
Sus restos fueron sepultados en el Valle de los Caídos, un complejo monumental cerca de Madrid que incluye una abadía benedictina y cuya construcción ordenó él mismo para honrar a los fallecidos de ambos bandos durante la guerra civil.
El gobierno de Pedro Sánchez decretó la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos por una supuesta aplicación de la Ley de Memoria histórica, por la que se pretende la retirada de monumentos símbolos o nombres de lugares públicos relacionados con la Guerra Civil y la posterior dictadura de Franco.
Finalmente la exhumación de los restos de Francisco Franco tuvo lugar el pasado jueves 24 de octubre, el féretro se trasladó al cementerio de Mingorrubio en helicóptero en Madrid, donde se celebró una Misa en la que se recordó la figura de Francisco Franco.
El sacerdote que celebró la Misa en el cementerio de Mingorrubio fue el P. Ramón Tejero, hijo del general Antonio Tejero que intentó acceder al poder en el año 1981 a través un golpe de Estado militar, que finalmente fue fallido.
En la homilía, el P. Tejero calificó a Franco como “católico ejemplar” y aseguró que “esa Patria Celeste de la que goza ya nuestro caudillo, un humilde servidor de Cristo Redentor, que supo donar en gratuidad su vida y el espíritu de un fiel cristiano que sentía como la gracia santificante hacía hogar en su alma y lo lanzaba a la entrega generosa y sacrificial de su ser a Dios y a España, realidades transcendentes, que lo conformaron a lo largo de su vida como cristiano fiel y español ejemplar”.
“Nosotros no podemos comprender la gran afrenta que algunos están haciendo con sus restos mortales, pero estoy convencido que él lo asumiría como un sacrificio más por Dios y por España, el era un cristiano de tal altura espiritual”, aseguró el P. Tejero.
Además aseguró que “no nos asustamos de aquellos que profanan una tumba, pero sí tememos a aquellos que pueden matar nuestra alma que a Dios pertenece”.
“Quizás la rabia carcoma nuestro corazón, pero no podemos consentir que estos hechos atroces endurezcan nuestro espíritu, dejemos que la fuerza del Espíritu divino vaya moldeando nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, para que, siendo testigos del amor de Dios, seamos como lo fue el caudillo, constructores de un mundo nuevo que cimentado en los valores evangélicos se transforme en una verdadera civilización del amor”, afirmó.
Durante la homilía el P. Tejero explicó que Franco fue “un bienaventurado” porque “supo asumir ante Dios la pequeñez y la pobreza de su corazón” y “por su sencillez y humildad en la entrega sacrificial a la fe perseguida, a la patria amada y a su familia, que siendo todo el pueblo español, se centra en aquella que Dios le regaló, su mujer su hija y sus nietos y biznietos; por ello ha entrado en la Tierra de Promisión”.
También destacó otros motivos por los que Franco fue “dichoso” y “bienaventurado”, como “su compasión y su entrega a los más desfavorecidos” y por implantar “la justicia social en nuestra patria, por dar trabajo, vivienda y sanidad a todos, por ello ha sido recompensado con la compasión de Aquél que es la vida eterna”.
Así como por su “limpieza de corazón” que, según el sacerdote le llevó “al sacrificio extremo por los demás sin pedir nada a cambio, bienaventurado por sus desvelos y su amor infinito a la fe que siempre profesó, dichoso por ofrecerse a sí mismo por la construcción de una España mejor, ello le llevará a poder contemplar el rostro amante de Dios, no como una teofanía sino con los ojos del alma que anhela gozar de esa unión trascendente”.
El P. Tejero también destacó que Franco “nos entregó y mantuvo” la paz que “llevó a la Reconciliación que algunos pretenden destruir”.
Y subrayó que fue dichoso también por “haber sido perseguido por causa de la justicia, durante toda su vida y ahora en su muerte” y “por defender la fe católica y el santo nombre de Jesucristo ha recibido, insultos, calumnias y persecución, en la vida y en la muerte”.
“Por todo esto, a pesar de tener que volver a inhumar los restos de Francisco Franco, el gozo de saber y sentir que ya goza de la Patria Celeste, nos ayuda a serenar el espíritu y nos mueve a dar gracias a Dios por el don de este soldado de Cristo que donó en gratuidad su vida por Dios y por España”, aseguró el sacerdote.
Y terminó dando “infinitas gracias a Dios por Francisco Franco”.
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