Después de que el domingo 6 Estados Unidos retiró a los efectivos que tenía en el noreste de Siria, Turquía empezó el lunes su operación “Primavera de la Paz” con una serie de bombardeos aéreos y de artillería, para ingresar el miércoles con tropas y tanques.
Turquía y su aliado rebelde Ejército Libre Sirio (FSA por sus siglas en inglés), quieren expulsar de la región a los kurdos para asentar ahí a los cerca de tres millones de refugiados sirios que están en territorio turco y así alejar la pretensión de crear el Gran Kurdistán.
Así, la operación “Primavera de la Paz” quiere expulsar de la frontera al grupo rebelde kurdo Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), creada en 2015 y que incluye a las también kurdas Unidades de Protección Popular (YPG), consideradas por los turcos el brazo sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización política y guerrillera que opera dentro de Turquía y que es considerada terrorista.
El PKK fue fundado en 1978 y su objetivo es la creación del Gran Kurdistán, que abarcaría las zonas habitadas por los kurdos en Turquía, Siria, Irán e Irak. Solo en este último país esta etnia tiene cierta autonomía política en una región llamada el Kurdistán iraquí.
Tanto el FSA como las SDF son considerados grupos rebeldes que también luchan contra el Gobierno sirio de Bashar Al Asad, en una guerra que comenzó en 2011. Asimismo, los kurdos del SDF fueron aliados claves de Estados Unidos en la derrota del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS).
En declaraciones difundidas este 10 de octubre por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Mons. Hindo expresó su dolor por la situación y señaló que “como siempre cada uno tiene sus propios intereses, pero seremos los cristianos los que paguen las consecuencias”.
En ese sentido, recordó que en marzo se encontró con los líderes del Partido Democrático Kurdo (PYD) y los invitó a “desistir de sus planes” de una región autónoma en Siria.
“Ellos creen que tienen derecho a una región autónoma así como hay un Kurdistán iraquí y uno turco. Pero la población kurda en esa zona de Siria es apenas del 10%. Además que se trata de personas que llegaron como solicitantes de asilo después de 1925, que tienen nacionalidad turca o iraquí. No tienen derecho alguno”, expresó.
El Prelado considera que los kurdos perderán ante las tropas turcas, sobre todo tras el retiro de Estados Unidos. Pero además, expresó su preocupación por las cinco mil familias de la diócesis de Hassaké-Nisibi.
“Ahora el conflicto es más grave y temo que muchos buscarán emigrar. Desde el inicio de la guerra en Siria el 25% de los católicos de Qamishli y el 50% de los fieles de Hassaké han dejado el país junto al 50% de los ortodoxos. Temo un éxodo similar, si no mayor”, indicó.
Asimismo, dijo que la preocupación también es grande debido a la presencia en la zona de simpatizantes del ISIS. “Esta mañana me enteré que habría sido alcanzada la prisión de Chirkin, donde están detenidos yihadistas del Estado Islámico”. “¿A qué propósito? De este modo la gran parte de ellos será liberada. Este es un plan para destruir a Siria y no solo. Ahora los terroristas llegarán también a Europa a través de Turquía y con el apoyo de Arabia Saudita”, advirtió.
Mons. Hindo exigió a la comunidad internacional asumir su responsabilidad. “Estados Unidos, Italia, Francia, Reino Unido, Alemania, deberían todos hacer un mea culpa. Han actuado en Siria por sus intereses, escondiéndose detrás de los ideales de la libertad y la democracia. Y no han hecho más que debilitar nuestro país a costa de la población. ¿Por qué motivos no combaten por la libertad y la democracia en Arabia Saudita?”, cuestionó.
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