Este viernes 10 de mayo se abre en Roma la causa de beatificación de la religiosa María Bernardetta de la Inmaculada, que fue amiga del Papa Francisco y a quien el Santo Padre ha puesto como ejemplo en varias ocasiones.
En la Misa que presidió el 2 de febrero en el marco de la fiesta de la Presentación del Señor y 32° Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Santo Padre recordó a sor María Bernardetta de la Inmaculada como “una religiosa humilde que tenía el carisma de ser cercana a sacerdotes y seminaristas”.
“Una religiosa sencilla, no tenía grandes luces, pero tenía la sabiduría de la obediencia, de la fidelidad y de no tener miedo a la novedad. Pidamos que el Señor, a través de Sor Bernardetta, nos dé a todos la gracia de andar por este camino”, agregó en aquella ocasión.
Foto The Catholic Virginian, diario de la diócesis de Richmond en Estados Unidos
La sesión para la apertura de la causa de beatificación se realizará en el aula de la conciliación en el Palacio Lateranense y estará presidida por el Vicario del Papa para la Diócesis de Roma, Cardenal Angelo de Donatis.
Adele Sesso, que luego asumiría el nombre de María Bernardetta de la Inmaculada, nació el 5 de octubre de 1918 en la localidad de Montella en Avellino, Italia.
A los 17 años ingresó al Instituto de las Hermanas Pobres Bonaerenses de San José, fundadas por la sierva de Dios Camilla Rolón en Argentina en 1880.
El 19 de marzo de 1943 hizo sus votos perpetuos. Sirvió luego en Argentina entre 1944 y 1965, para luego pasar a Estados Unidos donde sirvió en Pensilvania y Virginia. En este estado, Silvia Correale, postuladora de la causa, más precisamente en el Seminario San Juan María Vianney, la religiosa llegó a ser muy apreciada “por los consejos que daba a los seminaristas afligidos, indecisos y dubitativos sobre su vocación, alentándolos y aconsejándolos en la oración y la devoción eucarística”.
En 1979, ya en la casa de ejercicios Villa San Ignacio de los jesuitas en San Miguel, en la provincia de Buenos Aires, sor María Bernardetta de la Inmaculada conoció al entonces P. Jorge Mario Bergoglio, que era superior provincial de la Compañía de Jesús.
“La Madre María Bernardetta era una figura maternal para los novicios. Cuando alguno tenía un problema, Bergoglio lo mandaba con ella a pedir consejo. Tenía un toque profundamente evangélico, una gran devoción”, afirma la postuladora.
En 1986 la religiosa volvió a Roma, donde se manifestaron los primeros signos del tumor que le causará la muerte. En ese tiempo la amistad con el P. Bergoglio se mantuvo a pesar de la distancia.
“Cada vez que venía a la Ciudad Eterna, como obispo, arzobispo o cardenal, pasaba a saludarla, y así también hicieron otros jesuitas que la conocieron en sus años de formación”, indicó Correale.
En una de sus últimas visitas, la religiosa le pidió la Unción de los Enfermos, sacramento que el Cardenal Bergoglio le impartió el 1 de noviembre de 2001. La religiosa falleció el 12 de diciembre de ese año.
“Los testimonios que tenemos de varios sacerdotes jesuitas nos dicen que ‘el Padre Jorge’ hablaba siempre de ella y la recordaba en sus discursos como ha hecho ahora como Papa. Alababa su vida vivida con autenticidad y coherencia, y la citaba siempre como ejemplo”, resaltó la postuladora.
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