El P. Alberto Reyes Pías, sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey (Cuba), expresó su temor de que el pueblo cubano “termine de cansarse” y “decida pasar a la violencia” contra la dictadura que impera en el país desde hace más de seis décadas.
En un artículo titulado “Entre miedos y esperanzas”, el P. Reyes Pías expresó que “confieso que por momentos tengo miedo, tengo miedo que llegue un día en el que este pueblo termine de cansarse y cambie su talante, y decida pasar a la violencia”.
“Porque los pueblos, como las personas, se cansan, y cuando un pueblo se cansa se convierte en un río devastador”, dijo.
“Me inquieta el aumento de aquellos que empiezan a creer que la solución solo es posible a través de la violencia. Porque una cosa es cierta, estamos hartos de aguantar, estamos cansados de una vida miserable sin otro horizonte que la emigración”, añadió.
El sacerdote cubano subrayó que “me preocupo porque cuando un cambio se realiza a través de la violencia, es muy común que luego esa violencia se mantenga para defender lo logrado y justifique incluso la venganza”.
El P. Reyes Pías, abierto crítico de la dictadura cubana, dijo que “el lunes 15 de noviembre un grupo de personas me hizo un acto de repudio cuando yo estaba en la azotea del arzobispado de Camagüey”.
“No sé si para dejar claras las intenciones, el martes en la tarde hubo otro acto de repudio en la puerta de mi parroquia, en Esmeralda, lamentablemente frente a un círculo infantil lleno de niños”, señaló.
Al día siguiente, continuó, “pedí hablar con la funcionaria de la Oficina de Asuntos Religiosos de Esmeralda, que envió a un joven a decirme: ‘Ella no lo recibirá’. Es la misma funcionaria que, en los dos años que llevo en esta parroquia, se ha explayado más de una vez hablando del diálogo y la necesidad de comunicación mutua”.
“Y la misma que escribió sobre mí en su cuenta de Facebook: ‘Cada día me pregunto cómo personas que aman tanto la paz y el amor pueden mirar a la cara a ese farsante. Despierten, ya mañana será tarde’”, señaló.
“También pedí una entrevista con el funcionario de la Oficina de Asuntos Religiosos en Camagüey, y la respuesta fue la misma: no voy a ser recibido”, añadió.
El P. Reyes Pías indicó que “desde hace mucho tiempo, y más aún desde que este pueblo comenzó a reclamar sus derechos, la palabra que más se ha repetido es ‘diálogo’”.
“Pero ¿qué se hace cuando el invitado no quiere dialogar, cuando no hay interés en escuchar, cuando no hay voluntad política para sentarse a la misma mesa y encarar que Cuba tiene problemas graves que no dependen absolutamente de ese saco conveniente de boca ancha que se llama ‘embargo’? ¿Qué pasa cuando la otra parte te ignora y ni siquiera se digna a reconocerte como interlocutor?”, cuestionó.
El sacerdote cubano lamentó que “la conducta de las autoridades cubanas hacen presuponer que ni les interesa dialogar ni tienen intención de hacerlo”.
Sin embargo, remarcó, “aunque el diálogo parezca imposible e incluso cuando no tengamos ninguna fe en una respuesta positiva, yo creo que hay que seguir insistiendo, por todos los medios, en sentarnos a la misma mesa buscando las soluciones que necesitamos”.
“Pero no solo eso”, dijo, “es tiempo pues de independizar nuestro pensamiento del ‘discurso oficial’, es tiempo de empezar a generar ideas propias desde lo pequeño, desde lo aparentemente insignificante”.
“Porque ese ejercicio de diálogo ‘en pequeño’ va abriendo las mentalidades, va aportando luz, va haciendo que cada vez más tomemos conciencia de lo que queremos como nación y de lo que nos es debido”, aseguró.
El P. Reyes Pías concluyó resaltando que “todo ejercicio de diálogo es fecundo. Es como la levadura en la masa, que es minúscula, pero hace que toda la masa fermente y se transforme, poco a poco, para el bien de todos”.
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