A lo largo de los años, grandes santos y apóstoles de la Iglesia Católica han rezado ante la Virgen del pequeño arco, conocida en italiano como “Madonna dell’Archetto”, una tierna representación de la advocación mariana “María, causa de nuestra alegría”.
Algunos de ellos son San Maximiliano Kolbe, San Vincenzo Pallotti, San Gaspare del Bufalo, San Benedetto Giuseppe Labre, el Beato Bartolo Longo y los Pontífices San Juan XXIII y Pío XII.
La imagen de esta Virgen se encuentra en en Roma, Italia, precisamente en la calle San Marcello 41 B, al interior de una pequeña capilla, a la que se ingresa a través de un pequeño arco construido en medio de dos edificios.
Se trata de un lugar que testimonia tanto la oración como el arte. En este pequeño oratorio han trabajado artistas famosos como el escultor Luigi Simonetti y Constantino Brunidi quien, con la misma técnica, decoró también el Capitolio de Washington DC.
Fue construido por el marqués Muto Savorelli Papazzurri, que a finales de 1690, colocó esta imagen de la Virgen María, que fue pintada por el artista Domenico Muratori.
Los trabajos del actual pequeño santuario mariano fueron concluidos en 1851 por el arquitecto Virginio Vespignani. Desde ese año, el santuario permanece abierto a la devoción de los fieles.
Además, la historia de esta imagen tiene algo de prodigiosa, pues según se relata en las crónicas de la época, el 9 de julio de 1796 se vio girar los ojos de la Virgen María más de una vez. Solo después de un largo y minucioso proceso canónico, el hecho fue aprobado por la Sede Apostólica.
La imagen fue coronada por el Capítulo Vaticano el 1 de noviembre de 1946, gesto que da testimonio no solo de la veracidad del hecho progidioso e histórico, sino sobre todo de la devoción a la Virgen del pequeño arco y el amor de la Madre de Dios o Theotokos por su pueblo.
Traducido y adaptado por Mercedes De La Torre. Publicado originalmente en ACI Stampa
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