La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) reportó que muchas familias cristianas residentes en Tierra Santa sufren una aguda crisis laboral debido al cierre de fronteras y la cuarentena por el coronavirus COVID-19.
Debido a la pandemia del COVID-19 y las medidas de confinamiento o aislamiento social obligatorio decretado por países en todo el mundo, incluidos los que abarcan Tierra Santa, las familias cristianas que viven del turismo se han visto afectadas por la ausencia de peregrinos y por no poder salir a buscar nuevos empleos fuera del territorio.
“Sin peregrinos, no hay trabajo para nadie”, lamenta el P. Ibrahim Faltas, uno de los responsables de las relaciones con la Autoridad Palestina y con Israel para la Custodia de Tierra Santa, señala ACN. “Esta carencia hará sufrir a muchos cristianos, sobre todo en Belén, dado que muchos trabajan en el turismo”, agregó.
El P. Alberto Joan Pari, otro responsable de la Custodia, declaró a ACN que las tiendas de recuerdos y artesanía, y las empresas de transporte (taxis, autobuses, alquiler de coches) han sido “gravemente afectadas” por la falta de clientes y porque todas las Casa Nova, casas de huéspedes gestionadas por la Orden Franciscana en Tierra Santa, están cerradas.
“Con el cierre impuesto de todos los hoteles, bares y restaurantes, la mayoría de nuestros empleados están en casa sin trabajo. Una situación similar ocurrió en el pasado durante las intifadas, no sabemos cómo podremos pagar salarios a todos durante mucho tiempo”, señaló el P. Pari y añadió que “los que habían creado pequeños negocios familiares, no son lo suficientemente fuertes como para soportar tal golpe”.
El P. Pari explicó a ACN que en el pasado, cuando vivieron episodios de guerra en Tierra Santa, algunas personas lograron “encontrar empleo temporal en otros sectores distintos al turismo”; sin embargo, con la pandemia resulta imposible arriesgarse “a desplazarse geográficamente para buscar otras ocupaciones”.
Asimismo, el P. Pari teme que la situación empeore para los cristianos locales si la colecta del Viernes Santo se pospone, pues “el daño causado representaría el 80% de nuestros ingresos”. Explicó que esta colecta “es una de las principales fuentes de financiación para mantener los Lugares Santos, acoger a los peregrinos y apoyar a la Iglesia local de Jerusalén y Oriente Próximo en su esfuerzo para que los cristianos permanezcan en estos países”.
Si bien “por el momento, la colecta del Viernes Santo no se cancela”, los fieles de Europa y quizás de América “no podrán ir a las iglesias y depositar sus donativos”, señaló el P. Pari, por ello “está previsto cambiar la fecha al verano, pero no hay nada claro”.
Frente a la crisis, el P. Ibrahim señaló que estos días han empezado a apoyar a las familias más necesitadas y que “los donativos y ofrendas serán bienvenidos cuando estos sean posibles”; sin embargo, reconoció que para la Iglesia local también “será difícil ayudar a la gente”.
Por ello, el P. Ibrahim pidió el “apoyo en la oración y que animen a los peregrinos a volver a esta tierra en cuanto sea posible”. El P. Pari aseguró que “los hermanos de Tierra Santa responderán a las oraciones con las suyas en los Lugares Santos por todos los que sufren el virus”.
Sobre las iglesias y santuarios de Tierra Santa, el P. Pari explicó que “todos los días hay reuniones de los jefes de las Iglesias y las decisiones se toman progresivamente”, y que desde el 12 de marzo la Oficina Franciscana de Peregrinos de Jerusalén canceló todas las Misas “reservadas por grupos de peregrinos en todos los santuarios”. Dijo que las iglesias y santuarios en Israel están abiertos por el momento, pero sólo diez personas pueden participar en una liturgia.
Hace más de dos semanas las Autoridades de Palestina pusieron en cuarentena a la ciudad de Belén, por ello las escuelas y universidades, mezquitas e iglesias están totalmente cerradas, incluida la Basílica de la Natividad, cerrada temporalmente desde el 5 de marzo, particular situación que solo pasaba “en caso de guerra o asedio”, como fue por última vez en el 2002, agregó.
En cuanto a Jerusalén, P. Ibrahim informó a ACN que hasta el 27 de marzo “un mínimo de tiendas de carne o alimentos estaban abiertas”, pero que en su mayoría están cerradas y las calles vacías y sin peregrinos, situación que hace un mes era impensable.
“¡Cuando piensas que hace tan solo un mes, no había lugar para que los peregrinos durmieran! La afluencia estaba siendo muy alta. Hoy no queda nadie, los últimos peregrinos americanos se fueron la semana pasada”, señaló el P. Ibrahim.
Con relación a la Pascua, el portavoz de las autoridades cristianas en Jerusalén, Wadie Abunassar, dijo a AFP que las autoridades israelíes decidieron cerrar la Basílica del Santo Sepulcro el 25 de marzo por una semana y que esperan reabrirla lo antes posible, señaló ACN.
Asimismo, ACN dijo que el Patriarcado Latino de Jerusalén señaló en su web que las celebraciones de la Semana Santa y la Pascua de este año deben estar marcadas “por medidas preventivas y restrictivas”. Por ello, el P. Pari dijo a ACN que “probablemente no haya ninguna celebración pública”, y por ello, no habrá peregrinos.
Según fuentes de ACN, una europea residente en Jerusalén que trabaja en una agencia de peregrinación dijo ver cancelados “todos los grupos de peregrinos previstos hasta finales de abril, incluida la Pascua, que suele marcar la primera temporada alta del año”, y que otros colegas los vieron cancelados hasta agosto, por lo que se espera que la situación se normalice para la próxima temporada alta del año, de septiembre a octubre.
La trabajadora alentó a confiar “en el Señor, todo está en sus manos, incluso si estamos pasando por un momento en que es más difícil de entenderlo y aceptarlo”.
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