En medio de la grave crisis humanitaria que vive el sur de México, con miles de migrantes que tratan de ingresar al país, la Iglesia Católica encabeza la ayuda y la asistencia para los hermanos que sufren hambre, persecución y enfermedad.
Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas, es el punto extremo al sur del país por donde se concentra el ingreso de migrantes.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades, la crisis ha ido escalando con cerca de dos mil personas aisladas en la Estación Migratoria Siglo XXI del Instituto Nacional de Migración de México (INM). En las últimas semanas se han registrado repetidos casos de escapes de migrantes que intentan evadir a la autoridad para entrar a territorio mexicano.
Además de los que se encuentran retenidos por el INM y de los que son acogidos por los albergues y casas de migrantes en la zona, más de dos mil se encuentran vagando por las calles de Tapachula o escondidos selva adentro.
En estas personas se ha enfocado el trabajo de los Misioneros de Cristo Resucitado, congregación de religiosas y religiosos que ayudan a los migrantes.
Día a día, bendecimos las manos de las hermanas que viven y hacen honor a su nombre! #tapachula pic.twitter.com/AMATxbYpLN
— Alfonso Miranda (@monsalfonso) May 9, 2019
En diálogo con ACI Prensa, Sor Bertha López Chávez, fundadora de los Misioneros de Cristo Resucitado que atiende a los migrantes en Tapachula, explicó que no se trata ya solamente de personas que llegan de Centroamérica, “sino también de Bangladesh, de Cuba, Haití y África. Y son niños, mujeres, son muchísima gente”.
“Ahorita estamos haciendo comida para unas dos mil personas, aproximadamente. No estamos hablando de las personas que están los albergues, estamos hablando de las personas que están vagando por las calles sin comida, que están desesperados, que no tienen agua, alimentos, medicamentos. Es muy complicado y rebasa el trabajo de las autoridades”.
Para la religiosa mexicana, “esta crisis humanitaria que estamos viviendo” solo tiene una solución: “la solidaridad humana es la única que puede responder ante esta tragedia tan importante que está viviendo México con nuestros hermanos”.
¿Qué empuja a que los migrantes se lancen ante los grandes peligros que encuentran en su camino? Sor Bertha señala que las respuestas, tanto de asiáticos, africanos como de latinoamericanos es similar: “tenemos una constante, que es el hambre y la inseguridad”.
“Estos son los motivos fundamentales por los cuales están tratando de llegar a países donde buscan una estabilidad, y aseguran una vida con muchas mayores posibilidades, mayor dignidad. Vienen huyendo del hambre, y vienen huyendo de la inseguridad en sus países”.
“Dicen: ‘si me quedo en mi país me muero, prefiero morirme en el camino. Tengo hambre, tengo sed de justicia, sed de lo necesario para estar tranquilo y no ver que mi hijo muera de desnutrición o que mi mujer muera en el parto porque está desnutrida y no tuvo la capacidad fisiológica para poder responder’”, añadió.
Para la religiosa, es clave que las personas, especialmente los católicos, no perder la sensibilidad que nos empuja a ayudar al prójimo: “necesitamos solidaridad”.
“Claro que en algún momento dado alguien se pone violento, pero es que se está muriendo de hambre. El día de ayer repartíamos un pedazo de pan a la gente y se estaban matando por un pedazo de pan. Una de las madres tuvo que meterse a separar a un par de hombres que se estaban peleando un pedazo de pan por la hambruna”, recordó.
Compartimos la crítica situación en Huixtla, Chiapas, con #migrantes del Congo, Camerun, Haitianos, Sri Lanka, Bangladesh y Angola, entre otros. Donde las misioneras de Cristo Resucitado asisten el hambre de estos hermanos. pic.twitter.com/GpmZkKSfiz
— Alfonso Miranda (@monsalfonso) May 6, 2019
Sor Bertha lamentó que “el fenómeno de desacreditar a los migrantes ha tenido un impacto impresionante en Tapachula y los pueblos aledaños”.
“No podemos llamar a Dios Padre si no miramos a nuestro hermano que está ahí sufriendo. Creo que es importante cuestionarnos nosotros y pensar quién es el Jesús en quien yo creo. No nos está permitido pasar de largo frente al hombre que sufre”, señaló.
Para poder atender a los más de dos mil migrantes a los que llegan, los Misioneros de Cristo Resucitado suman aproximadamente 15 personas, entre ellos médicos, enfermeros y psicólogos.
La Conferencia del Episcopado Mexicano, añadió Sor Bertha, les ha ofrecido su respaldo.
Y es que finalmente, aseguró, “la Iglesia es la que está respondiendo a través de las misioneras y los misioneros, tanto religiosas, sacerdotes, laicos y religiosos”.
La fundadora de los Misioneros de Cristo Resucitado alentó además a “sensibilizar a grupos, organismos y movimientos que vayan y estén ahí un mes, de cualquier parte de la República y se unan al equipo”.
“Sería extraordinario”, dijo, pues “se podría abarcar una atención más integral para los hermanos: trabajos de servicios socio-psicológico, trabajo de acompañamiento legal, etc.”.
Para contactar a Sor Bertha López Chávez para coordinar equipos de voluntarios o entrega de ayuda, puede escribir a través de WhatsApp al número +52-1-3335701302.
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