El Papa Francisco expresó este viernes 1 de enero su deseo de “asegurar a todos los fieles en Oriente Medio mi cercanía, mi pensamiento constante y mi oración para que esas tierras, únicas en el plan salvífico de Dios, después de la larga noche de los conflictos puedan vislumbrar un amanecer de paz”.
“Oriente Medio debe convertirse en una tierra de paz”, aseguró el Pontífice. “No puede seguir siendo un campo de batalla. La guerra, hija del poder y la miseria, ceda el puesto a la paz, hija del derecho y de la justicia, y que también nuestros hermanos cristianos sean reconocidos como ciudadanos con plenos e iguales derechos”, pidió.
El Santo Padre se expresó así durante su discurso pronunciado ante los miembros de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas Orientales, que se celebra todos los años y que cada dos años se reúne en Roma, y que este año se ha centrado en el sacramento del matrimonio.
En su discurso, destacó que “muchos de vosotros pertenecéis a Iglesias de Oriente Medio sometidas de forma terrible a la prueba de la guerra, de la violencia y la persecución”.
“Las vidas de los muchos santos de nuestras Iglesias son semillas de paz arrojadas en esas tierras y florecidas en el cielo. Desde allí nos apoyan en nuestro camino hacia la plena comunión, un camino que Dios desea, un camino que nos pide que procedamos no de acuerdo con las conveniencias del momento, sino dóciles a la voluntad del Señor: que ‘todos sean uno’”, reclamó.
“La semilla de esta comunión, también gracias a vuestro precioso trabajo, ha brotado y continúa siendo irrigada por la sangre de los testigos de la unidad, por la sangre derramada por los mártires de nuestro tiempo: miembros de diferentes Iglesias que, unidas por el sufrimiento común por el nombre de Jesús, ahora comparten la misma gloria”.
Por otro lado, el Papa agradeció los esfuerzos de los miembros de la Comisión por su esfuerzo para que católicos y ortodoxos puedan “caminar por los senderos de la unidad y hacerlo con un ánimo fraterno”.
Francisco aseguró que este diálogo “ilustra bien de qué modo entre Oriente y Occidente las diferentes fórmulas teológicas a menudo no sólo no se oponen, sino que se complementa, tal y como declaró el Concilio Vaticano II”.
“Rezo y os animo a que vuestra actual reflexión sobre los Sacramentos pueda ayudarnos a proseguir en el recorrido hacia la comunión plena, hacia la celebración común de la Santa Eucaristía”. En concreto, destacó el que en este XVI sesión de la Comisión se haya reflexionado “sobre el sacramento del matrimonio”.
Francisco aseguró que “me gusta pensar en lo que afirma el Génesis: ‘Dios creó al hombre a su imagen: hombre y mujer los creó’. El hombre es plenamente una imagen de Dios no cuando se encuentra solo, sino cundo vive en la comunión estable del amor, porque Dios es comunión de amor”.
“Estoy convencido de que vuestro trabajo, desarrollado en un clima de gran concordia, irá en beneficio de la familia de los hijos de Dios, la esposa de Cristo, que deseamos presentar al Señor sin mancha ni arruga, sin heridas y sin divisiones, sino en la belleza de la comunión plena”.
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