El Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, subrayó, una vez más, su apoyo al Papa Francisco y criticó que se aprovechen “las fallas de la Iglesia” para atacar al Pontífice.
En declaraciones a la cadena de radio COPE, perteneciente a la Conferencia Episcopal, Gil Tamayo comentó “el huracán mediático” desatado en las últimas semanas a raíz de la carta publicada por el ex nuncio en Estados Unidos, Mons. Carlo Maria Viganò, en la que acusaba al Papa Francisco de encubrir los abusos del ex cardenal Theodore McCarrick, Arzobispo Emérito de Washington.
“En este momento en el que se ven las fallas de la Iglesia, hay quien quiere aprovechar para atacar al Papa, porque hay gente que no ha aceptado nunca la elección del Papa Francisco, su misión y su tarea de reforma de la Iglesia, de ponerla en esa nueva evangelización y que es, en definitiva, poner en práctica el Concilio Vaticano II”, explicó Gil Tamayo.
En la entrevista a la cadena COPE, el Secretario General de la Conferencia Episcopal Española también analizó la carta de agosto de 2018 que el Santo Padre dirigió al Pueblo de Dios en el contexto de los últimos casos de abusos por parte de miembros del clero en Pensilvania.
Gil Tamayo señaló que los abusos en el seno de la Iglesia son “una lacra, un mal hecho que debemos reconocer y por el que debemos pedir perdón. Aunque solo hubiera un caso, ya sería lo suficientemente grave como para levantar nuestra denuncia, nuestro dolor y sobre todo, nuestra cercanía las víctimas”.
Indicó que la carta del Papa llama a la corresponsabilidad, ya que la Iglesia es “un cuerpo, y esto afecta a los miembros, a los más débiles, a los que se les ha tenido en el olvido, a los que no se les ha atendido lo suficiente. También ha habido pecados de omisión, de encubrimiento, de pasar de largo”.
Asimismo, pidió que se eviten sospechas generalizadas, ya que “la inmensa, la infinita mayoría de los sacerdotes son gente maravillosa, ejemplar, entregada, y no podemos extender, por la infidelidad de unos cuantos, ese clima de sospecha a unos hombres que están entregados a su vocación y al servicio del Pueblo de Dios”.
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