El Arzobispo Carlo María Viganò, exnuncio en Estados Unidos, publicó una nueva carta reiterando sus acusaciones contra el Papa Francisco y otros líderes de la Iglesia por supuestamente haber encubierto las inconductas sexuales del Arzobispo Emérito de Washington, el excardenal Theodore McCarrick.
La carta lleva por título el lema episcopal de Mons. Viganò, Scio Cui credidi (Sé en quién he creído) y, aunque tiene como fecha 29 de septiembre, fue dada a conocer el jueves 27.
Al inicio de su carta, Mons. Viganò dio “gracias y gloria a Dios Padre por toda situación y prueba que Él ha preparado y preparará para mí en mi vida. Como sacerdote y obispo de la Santa Iglesia, esposa de Cristo, estoy llamado como todo bautizado a dar testimonio de la verdad (…). Quiero hacer eso hasta el fin de mis días. Nuestro único Señor se dirigió a mí con la invitación ‘¡Sígueme!’, y pretendo seguirlo con la ayuda de su gracia hasta el fin de mis días”.
El Prelado también recordó que ha pasado poco más de un mes desde que publicó su testimonio de 11 páginas acusando al Santo Padre, otros obispos y cardenales de encubrir a Theodore McCarrick, “solo por el bien de la Iglesia”
En su nueva misiva explicó que decidió publicar su testimonio “luego de una larga reflexión y oración, durante meses de profundo sufrimiento y angustia, en un momento de diversas noticias sobre eventos terribles (…). El silencio de los pastores que podrían haber remediado y prevenido nuevas víctimas se hizo cada vez más indefendible, un crimen devastador para la Iglesia”.
“Consciente de las enormes consecuencias que mi testimonio tendría, ya que lo que iba a revelar involucraba al mismo Sucesor de Pedro, elegí hablar para proteger a la Iglesia, y declaro con clara consciencia ante Dios que mi testimonio es verdad”, subrayó.
Si bien admitió que algunas de sus revelaciones estaban protegidas por el secreto pontificio, el Arzobispo Viganò las defendió precisando que “el propósito de cualquier secreto, incluyendo el secreto pontificio, es proteger a la Iglesia de sus enemigos, no encubrir ni convertirse en cómplices de crímenes cometidos por algunos de sus miembros”.
“Ni el Papa ni ninguno de los cardenales en Roma han negado los hechos que describo en mi testimonio”, continuó el exnuncio, quien citó el proverbio “el que calla otorga”. “Si niegan mi testimonio, solo tienen que decirlo y proporcionar la documentación que sostenga esa negación”, indicó.
“¿Cómo alguien puede evitar concluir que la razón de que no proporcionen la documentación es que ellos saben que eso confirma mi testimonio?”, cuestionó.
El Arzobispo Viganò destacó que la respuesta del Papa Francisco a su testimonio fue “No diré una palabra” y que “él ha comparado su silencio al de Jesús de Nazaret ante Pilato, y me comparó a mí con el gran acusador, Satanás, que busca el escándalo y la división en la Iglesia, aunque no dijo mi nombre”.
El exnuncio dijo que, en vez de decir “Viganò miente”, el Papa “ha generado una calumnia sutil contra mí, cuando la calumnia es una ofensa que él con frecuencia ha comparado con la gravedad del asesinato”.
“La falta de voluntad del Papa de responder a mis acusaciones y su sordera a los pedidos de los fieles para hacerse responsable son bastante inconsistentes con sus llamados a la transparencia y a la construcción de puentes”, continuó.
El Arzobispo Viganò dijo además que “el encubrimiento que hizo el Papa de McCarrick no fue un error aislado” e indicó que el Santo Padre “ha defendido a clérigos homosexuales que han cometido serios abusos sexuales contra menores o adultos”. Como ejemplos, el exnuncio mencionó al sacerdote argentino Julio Grassi, preso por abuso de menores; el sacerdote italiano P. Mauro Inzoli, expulsado del estado clerical en 2017 por abusos; “así como su vacilación por la investigación de las acusaciones de abusos sexuales contra el Cardenal Cormac Murphy O’Connor”, Arzobispo Emérito de Westminster en Inglaterra.
Mons. Viganò pidió además al Cardenal Daniel Di Nardo, Presidente del Episcopado estadounidense, y a los otros obispos del país norteamericano que se reunieron con el Papa Francisco el 13 de septiembre, que digan si el Pontífice ordenó o no “realizar la investigación desde el Vaticano de los crímenes de McCarrick y de los responsables de su encubrimiento”. “Los fieles merecen saber”, agregó.
El exnuncio también se refirió al Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos, y afirmó que el Purpurado “había mantenido su dignidad (…) al principio del pontificado de Francisco”.
“Sin embargo, tiempo después, cuando su trabajo como Prefecto de la Congregación para los Obispos era minado por las recomendaciones para las designaciones episcopales que pasaban directamente al Papa Francisco por dos ‘amigos’ homosexuales de su dicasterio, por encima de la autoridad del Cardenal, se rindió. Su largo artículo en L’Osservatore Romano (el diario del Vaticano) en el que escribe a favor de varios aspectos controvertidos de la (exhortación postsinodal) Amoris laetitia, representan su rendición”.
Dirigiéndose directamente al Cardenal Ouellet, el exnuncio escribió: “Antes de irme a Washington, usted fue quien me dijo sobre las sanciones que el Papa Benedicto impuso a McCarrick. Usted tiene los principales documentos que incriminan a McCarrick y muchos en la curia por su encubrimiento. Eminencia, lo exhorto a dar fe de la verdad”.
El Arzobispo Viganò alentó a los fieles para que “nunca estén abatidos” y para que tengan fe en la Iglesia. “Este es un tiempo de arrepentimiento, conversión y oración para preparar a la Iglesia, la esposa del Cordero, para pelear y vencer con María en la batalla contra el viejo dragón”, resaltó.
En la parte final de su carta, el exnuncio describe un cuadro de la Basílica de San Marcos en Venecia, en la que se ve a Jesús dormido y a Pedro tratando de despertarlo en un bote, en medio de la tormenta con los demás apóstoles.
Para Mons. Viganò, “esta escena es muy oportuna al retratar la tremenda tormenta por la que la Iglesia atraviesa en este momento, pero con una diferencia sustancial: el Sucesor de Pedro no solo no ve al Señor en total control del bote, sino que parece que no tiene la intención de despertar a Jesús que está dormido”.
“¿Cristo se ha hecho invisible a su vicario? Tal vez este está tentado con tratar de actuar como sustituto de nuestro único Maestro y Señor. El Señor está en total control del bote. ¡Que Cristo, la Verdad, sea siempre la verdad en nuestro camino!”, concluyó.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
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