SANTIAGO, 29 Mar. 17 / 03:31 pm (ACI).- El VIH, virus de inmunodeficiencia humana, suele traer consigo el flagelo de la discriminación, y para ayudar a revertir esta realidad la Fundación Santa Clara trabaja incansablemente para que los niños con esta grave afección experimenten el amor de Dios y tengan una mejor calidad de vida.
Este hogar está en Santiago de Chile y desde 1994 acoge a estos niños. La hermana Nora Valencia, directora del hogar desde 2008, explicó a ACI Prensa que “hoy día el VIH es una enfermedad crónica que ya no es mortal” y pese a que no existe la cura “sí existe un tratamiento que hace que la vida de estos niños sea normal”.
“El VIH de por sí se asocia inmediatamente al SIDA, al contagio y a la muerte”, pero “eso ya pasó”, explicó la religiosa de la congregación chilena de las Hermanas Franciscanas Misioneras de Jesús.
El VIH es el nombre del virus de inmunodeficiencia humana y es lo que estos niños padecen de forma encapsulada. El SIDA, en tanto, es el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, es decir, el virus ya desarrollado que ataca el sistema inmune del cuerpo humano.
Por lo tanto, decir que estos niños tienen SIDA no es correcto y “nosotros luchamos siempre para que no desarrollen el SIDA y si alguna vez lo desarrollan, que se vuelva a encapsular”.
El Hogar Santa Clara asiste actualmente a 60 familias y tiene tres niveles de atención:
En el sistema interno, es decir niños que viven en el hogar, tienen capacidad para 17 personas; el sistema intermedio apunta a los niños que están en sus casas pero con seguimiento por parte de la institución, y la dupla psicosocial.
En el tercer nivel de atención, el sistema externo, se imparte talleres a las familias y además entregan canastas de alimentos para las que lo necesiten.
Gracias al sistema de padrinos y voluntarios, desde 2008 hasta la fecha han logrado 5 adopciones legales de niños con VIH.
“Cuando tu ves a un niño es muy fácil ver el rostro de Cristo en él”, explicó la hermana Nora quien además comentó que “el niño de por sí te inspira mucha ternura, te inspira el protegerlo, el quererlo”.
Es un rostro “con esperanza, porque nosotros no trabajamos para que los niños se mueran, al revés, nosotros trabajamos para que los niños vivan y vivan bien”.
La religiosa aseguró que al trabajar con estos niños “el instinto materno se desarrolla en un 200%” y que “si el Señor lo mandó para acá es para que nosotros le inyectemos primero el amor y después todo lo demás”.
La hermana espera que los niños “sean felices” y “ el día de mañana cuando lleguen a la adultez no tengan que mentir sobre su enfermedad”. Que la sociedad “los acepte tal cual son y les dé la oportunidad que en ocasiones no le dieron a sus padres. Que no discrimine a una persona por ignorancia”, resaltó.
El Hogar Santa Clara consiguió un terreno propio en Santiago luego de presentar un proyecto al Gobierno Regional. Ahora deben recaudar fondos para la construcción de una casa pensada para los niños, ya que en el lugar donde están es un antiguo convento franciscano del año 1870 y difícilmente resistirá otro eventual terremoto como el de 2010.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 12 de octubre de 2016
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