CARACAS, 31 Mar. 17 / 05:48 pm (ACI).- “Hoy en la Iglesia venezolana no hay una auténtica espiritualidad si no se tiene una actitud de resistencia frente al Poder”, afirmó el Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), Mons. Diego Padrón.
El también Arzobispo de Cumaná hizo esta afirmación durante su participación en el VII Congreso Nacional de Laicos que se realiza hasta el 1 de abril, en medio de una nueva crisis política en el país.
La noche del miércoles 29 el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) emitió una sentencia en la que anunció que asumirá todas las funciones de la Asamblea Nacional, formada mayormente por parlamentarios de la oposición desde que esta ganó las elecciones legislativas de diciembre de 2015.
La Corte, que es controlada por el gobierno, aprobó esta sentencia dos días después de eliminar también la inmunidad de los parlamentarios opositores y conceder atribuciones especiales al Presidente Nicolás Maduro.
El fallo del TSJ ha sido calificado por la oposición como un golpe de estado y varios países de América Latina expresaron su preocupación por la profundización de la crisis política. El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, dijo que es "autogolpe de Estado perpetrado por el régimen venezolano contra la Asamblea Nacional".
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— Diario Correo (@diariocorreo) 31 de marzo de 2017
“Mientras el mundo tiene los ojos puestos en Venezuela por causa de su crisis en todos los órdenes de la vida, la Iglesia y sobre todo los laicos tienen que escuchar el clamor del pueblo que reclaman respeto a su dignidad y derechos”, señaló el Presidente de la CEV.
La Iglesia, añadió, debe responder “no solo con palabras sino con hechos de vida porque una religión únicamente vertical, intimista, individualista y espiritualista que no cuestione al sistema y no comprometa al creyente en la transformación de la sociedad sería una religión opio del pueblo”.
Durante su discurso, Mons. Padrón señaló que “los católicos venezolanos, pastores y fieles necesitamos descubrir el sentido del libro del apocalipsis que no es cómo piensan muchos, una interpretación fatalista y catastrófica de la historia, sino que es un libro con mensaje de esperanza para las comunidades que sufren el peso del Estado que fue escrito en la época del Imperio Romano, y es una indicación a crear un movimiento de resistencia frente al Estado opresor y de recuperación de la esperanza de un pueblo abatido y silenciado”.
“Sin resistencia no hay esperanza puesto que resiste el que espera, hoy en la iglesia venezolana no hay una auténtica espiritualidad si no se tiene una actitud de resistencia frente al Poder”, indicó el Arzobispo.
Explicó que “la resistencia se lleva a cabo en la vida diaria, en las cosas sencillas, pero sobre todo en la adquisición de una nueva consciencia personal y comunitaria que se traduce en un renovado espíritu de vida que sea profético, liberador, transformador y solidario”.
“Sin solidaridad no hay resistencia duradera, resistencia es fortaleza en las adversidades y esperanza de superación; por tanto, jamás debe hablarse mal del diálogo en la política, puede criticarse a sus conductores, pero más allá de los malos ejemplos los términos diálogo y política hacen referencia a la decisión democrática de la sociedad”, añadió.
Mons. Padrón recordó a los laicos que “comprometerse con la política no es solo un derecho sino un deber”. “El cristiano no puede evadir su responsabilidad político-social”, afirmó.
Gobierno quiere copar todos los espacios
Por su parte, durante la Misa de inauguración del Congreso Nacional de Laicos, el Arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge Urosa, advirtió que el Gobierno de Maduro “pretende tener poder absoluto y copar todos los espacios”, incluso eliminando las “actuaciones de quienes no se someten a sus designios, e inclusive encarcelándolos”.
En ese sentido, denunció que la decisión de “neutralizar y penalizar a través del TSJ” a la oposición parlamentaria y suprimir las facultades constitucionales de la Asamblea Nacional es “algo gravísimo”.
Además, añadió, “tenemos también el reto económico que plantea un sistema totalitario y estatista que ha arruinado al país”, la delincuencia, la escasez de alimentos y medicinas, y la inseguridad.
Ante esto, indicó el Purpurado, urge actuar y, “en cuanto podamos hemos de ayudar a nuestros hermanos, y hemos de organizarnos para defender nuestros derechos y los derechos de los demás”.
El Arzobispo también alentó a fortalecer los movimientos apostólicos y la espiritualidad de los laicos, “con una vida espiritual y de oración intensa, con una exigencia permanente de virtud y santidad”.
“Que este Congreso sea un gran impulso para un mayor compromiso de los laicos en la vida política, en el quehacer diario de nuestras comunidades, para que promovamos la justicia y la paz. Que seamos, de veras, luz para el mundo y sal para la tierra. Que trabajemos incesante e intensamente por la paz”, exhortó el Cardenal.
El Purpurado también pidió “la maternal intercesión de nuestra madre amorosa, la Santísima Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela”.
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