MADRID, 25 Mar. 17 / 08:28 am (ACI).- El Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió este sábado 25 de marzo en la ciudad de Almería la Misa de beatificación de 115 mártires asesinados durante la persecución religiosa de la Guerra Civil Española.
En su homilía, el Purpurado afirmó que estos nuevos beatos son un “tesoro espiritual” al que se puede acudir ante la persecución actual que sufren los fieles, quizás no violenta pero igual de homicida, destinada a “desacreditar la herencia cristiana”.
Esta causa de beatificación está encabezada por el deán José Álvarez-Benavides y de la Torre y 114 compañeros mártires: 95 sacerdotes, 18 laicos hombres y 2 mujeres. Entre ellas destaca la figura de Emilia Fernández, la primera mujer gitana beatificada.
El Cardenal Amato subrayó durante la homilía, que el sacrificio de estos mártires, “constituye para la Iglesia de Almería un tesoro espiritual al que acudir frecuentemente para fortalecer el testimonio cotidiano, frente a una persecución quizás no violenta, pero igual de homicidial porque intencionada, también ella, a desacreditar la herencia cristiana”.
Dichosos Mártires de Almería, sembradores de paz, testigos de Cristo.
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También destacó que durante la persecución religiosa de la Guerra Civil Española entre 1936 y 1939, “España tierra de santos, teólogos y misioneros, de fundadores de grandes órdenes religiosas, se convirtió repentinamente en terreno de conquista de los 3 funestos caballos del apocalipsis” donde parecía “que el reino del anticristo se hubiera adueñado de vuestra tierra bendita”.
“En aquel tiempo en España prevaleció la ideología anticristiana” que pretendía “la anulación total de la Iglesia, de los sacerdotes y los laicos comprometidos en el apostolado católico”, destacó.
“Los procesos sumarios, cuando se hicieron, se concluían fatalmente con condenas a muerte. En aquella larga Cuaresma de pasión, en el calvario español, no había solo tres cruces, sino miles y miles de crucificados diseminados por todo el país”, aseguró el Prefecto.
Ante los numerosos mártires que murieron por su fe en Jesucristo durante los años 1936-1939, y en especial ante este grupo de 115, el Cardenal Amato insistió en que “nos incumbe el deber de la memoria para no descuidar este patrimonio incomparable de obediencia al Dios de la vida, a su palabra de caridad”.
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Animó a recordar a los mártires para “repetir que el Cristianismo es la religión de la caridad y de la vida, y que se opone a toda forma de prevaricación y violencia”, aseguró.
El Prefecto destacó al sacerdote José Álvarez-Benavides y de la Torre, deán de la Catedral de Almería que murió mártir con 72 años: “Era devotísimo de la Inmaculada e invitaba a los jóvenes a rezar el Santo rosario. Arrestado en los últimos días de julio de 1936, su prisión fue una barca para el transporte de hierro”.
También apuntó que, a pesar de las circunstancias adversas, el P. José “logró crear entre los prisioneros un clima de recogimiento y de oración. Se le pidió bajo innumerables formas de tortura renegar de la fe y blasfemar del nombre de Cristo, pero él se opuso hasta el final. Murió fusilado, confesando a Cristo Rey y perdonando a sus verdugos”.
Entre los laicos beatificados hoy, el Cardenal Amato destacó a Luis Belda, de 34 años, perteneciente a la Acción Católica y abogado del estado.
“Se entregó voluntariamente a los milicianos para no comprometer a su familia, el único motivo de su prisión era ser católico. Sus últimas palabras, gritando a su mujer desde la barca antes del fusilamiento fueron: ‘Perdono de corazón a todos los que me han ofendido y a los que me pueden hacer daño’. Sus restos mortales fueron encontrados flotando sobres las olas cerca de la playa”, precisó el Cardenal.
También se recordó a Emilia Fernández, la canastera de Tíjola, “gitana de raza y mártir del rosario”. Emilia es la primera mujer gitana beatificada mientras que el primer beato gitano fue Ceferino Giménez, el “Pelé”, elevado a los altares por San Juan Pablo II.
Otro de los mártires que el Cardenal Amato destacó durante la homilía fue Carmen Godoy, de 49 años, una mujer adinerada que utilizaba su dinero para obras de caridad.
“Las milicianas se divertían torturándola y haciéndole pasar hambre y sed. Fue herida con un puñal, medio ahogada en el mar y, la última noche del año 1936, después de ser maltratada y mutilada en el pecho, fue enterrada aún viva”, recordó el Cardenal.
En ese sentido el Prefecto afirmó que estos son “sólo pocos ejemplos de personas buenas, desarmadas e inocentes que, como corderos, debieron someterse a abusos perversos”.
Testimonios que nos ponen “de frente, por una parte, ante la dignidad del bien y por otra, la estupidez irracional del mal”.
“Son los mártires los que nos dicen no tengáis miedo y perseverad con valentía en la fe, porque el Señor Jesús ha resucitado y está siempre con nosotros hasta el fin del mundo”.
Concelebraron con el Cardenal Amato el Obispo de Almería, Mons. Adolfo González, y el Obispo de Granada, Mons. Francisco Javier Martínez.
También participaron en la beatificación, el Nuncio Apostólica en España, Mons. Renzo Frattini; el Cardenal Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española; el Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid; el Arzobispo de Valencia, el Cardenal Antonio Cañizares y el Cardenal Emérito de Sevilla, Mons. Carlos Amigo.
Además de otros 18 Arzobispos y Obispos de diversas diócesis españolas.
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Conozca la historia de Emilia, la primera gitana beatificada y mártir del rosario https://t.co/MxdomF9s0H
— ACI Prensa (@aciprensa) 24 de marzo de 2017
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