MILÁN, 25 Mar. 17 / 07:16 am (ACI).- Poco después de su llegada a Milán, el Papa Francisco rompió el protocolo al acercarse a un urinario portátil en el barrio marginal que visitaba, un gesto que fue captado por las cámaras de televisión presentes y por las cientos de personas que le esperaban en la zona.
El Santo Padre hizo su primera parada en el barrio de “Casas Blancas”, una zona marginal de Milán en la que viven numerosas personas sin recursos.
En este barrio, pasó cerca de una hora saludando a los habitantes y después entró en la casa de tres familias: la de Dori Falcone, de 57 años, y de su marido Lino Pasquale, de 59 años, que sufre epilepsia, lo que le ha provocado importantes secuelas físicas y neurológicas.
También visitó la vivienda de Mihoual Abdel Karin y su esposa Tardane Hanane –musulmanes– que viven en el segundo piso del número 40 con sus tres hijos de 17, 10 y 6 años, que llegaron desde Marruecos en 1989.
Francisco también estuvo algunos minutos en la casa del matrimonio formado por Nuccio Oneta, de 82 años y gravemente enfermo, y Adele Agogini, de 81 años, prácticamente ciega.
A cada una de las visitas Francisco acudió de manera privada, sin cámaras, aunque las familias se fotografiaron con él.
Después, en la plaza del barrio dirigió unas palabras de agradecimiento y de ánimo. Entre otras cosas les invitó a dejarse “restaurar por Dios, por su misericordia”. “Dejémonos limpiar el corazón, especialmente en este tiempo Cuaresma”, añadió.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 25 de marzo de 2017
Etiquetas: Italia, Viaje del Papa Francisco a Milán, Milán
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