“Sa’a” fue una de las cientos de escolares de Chibok (Nigeria) –un pueblo principalmente cristiano– secuestradas por Boko haram el 14 de abril de 2014. Ella dio su testimonio el miércoles ante el Subcomité del Congreso sobre África, Salud Mundial, Derechos Humanos Mundiales y Organizaciones Internacionales.
En su testimonio, dijo que soñaba con “una Nigeria donde las niñas como yo no sean convertidas en atacantes suicidas, y los niños pequeños no sean robados rutinariamente y convertidos en terroristas. Una Nigeria donde (si) incluso lo peor llegara a suceder y los niños fueran robados, se hicieran todos los esfuerzos por su rápido rescate, y aquellos que puedan ayudar, ayuden, y aquellos que puedan hablar, lo hagan por aquellos que no pueden hacerlo”.
Boko Haram, que significa “la educación occidental es pecaminosa”, es un grupo terrorista islámico considerado como el más letal del mundo. La organización es responsable por ataques en pueblos, escuelas e iglesias en el norte de Nigeria, matando a miles de cristianos y otros musulmanes durante los últimos años.
Tras perder recientemente algunos de los territorios que controlaba, el grupo ha enviado más niños en misiones de bombardeo suicida.
El grupo recibió la condena internacional en 2014 cuando atacó una escuela en Chibok y secuestró a 276 adolescentes mujeres. En esa ocasión se lanzó una campaña internacional en redes sociales con el hashtag #BringBackOurGirls (Devuélvannos a nuestras niñas).
Alrededor de 57 niñas han escapado de Boko Haram, pero se cree que 219 permanecen secuestradas. El mes pasado, 15 de las adolescentes aparecieron vivas, en un video obtenido por CNN y presuntamente filmado en diciembre de 2015.
El diputado Chris Smith, presidente del subcomité, lamentó la difícil situación de las adolescentes secuestradas.
“Se cree que a muchas de estas escolares se las ha forzado a convertirse al Islam y casarse con combatientes de Boko Haram o son prostituidas por este grupo”, dijo. “Ahora recibimos reportes de que algunas de ellas han sido usadas como atacantes suicidas”.
Sa’a recordó cuando Boko Haram atacó la escuela de Chibok durante la noche, hace dos años. “Todos ellos estaban disparando y gritando ‘Allahu Akbar’ (Alá es el más grande)”, dijo.
Los terroristas quemaron la escuela y metieron a las adolescentes en camiones.
Sa’a y su amiga escaparon saltando del camión y escondiéndose en el bosque. Su amiga sufrió heridas en sus piernas y “no podía caminar”, dijo. Su amiga le dijo que continúe escapando sin ella, pero la adolescente le respondió que “si vamos a morir, vamos a morir juntas. No voy a dejarte aquí”.
Gracias a la ayuda de nómades Fulani, eventualmente lograron llegar a casa. Ahora ella asiste a la universidad en Estados Unidos. Al principio se resistía a volver a la escuela, incluso en
otro país. La adolescente le dijo a una amiga que “no voy a volver a la escuela por lo que sucedió”. El ataque de Boko Haram ya era el segundo ataque que Sa’a había soportado, y los captores amenazaron a las escolares. Les dijeron que deberían estar casadas y no en la escuela.
“Siento que si voy a la escuela otra vez, nos secuestrarán donde sea que estemos”, pensaba en ese tiempo, pero fue alentada por su hermano y sus amigos a no dejar que el terror obstruya su educación. Comenzó la universidad en enero de este año, a través de la Education Must Continue Initiative (Iniciativa la Educación debe Continuar).
Durante su tiempo en Estados Unidos Sa’a dijo que visitó los Archivos Nacionales de Estados Unidos en Washington D.C., y vio la Declaración de la Independencia, la Constitución y una copia de la Magna Carta.
“Aprendí que la gente que escribió estos documentos enfrentó momentos difíciles a través de los años, pero no se rindió y esperó, y la libertad ganó”, dijo. Cuando se enteró del famoso discurso “Denme libertad o denme muerte” de Patrick Henry –uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos–, se inspiró porque “me di cuenta de que así fue exactamente como me
sentí cuando tuve que decidir si saltar del camión para escapar de Boko Haram”.
Cuando el video de sus compañeras desaparecidas fue difundido, Sa’a dijo que lloró “con lágrimas de alegría, agradeciendo a Dios por sus vidas. Verlas me ha dado valentía para decirle al mundo que no debemos perder la esperanza”.
Ella siempre está en contacto con su familia en Nigeria y con algunas de sus compañeras que escaparon de Boko Haram. “Sueño y rezo por la libertad, seguridad y paz para ganar
en Nigeria”, dijo al concluir su testimonio.
Traducido y adaptado por David Ramos. Publicado originalmente en CNA.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 17 de marzo de 2016
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