Mons. Gómez indicó que estas tres últimas frases: “Perdona nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden”, “No nos dejes caer en la tentación” y “Líbranos del mal” imploran la misericordia y la protección de Dios, que “en su Providencia amorosa, se preocupa por cada uno de nosotros”.
“Estas peticiones reflejan el ‘realismo’ de nuestra fe y nuestra visión cristiana del mundo (...) de que estamos orando por la humanidad entera”, agregó y desarrolló su reflexión sobre cada uno de estos ruegos:
1.- Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Mons. Gómez indicó que al pronunciar esta frase se reconoce que “vivimos en un mundo en el que nos hacemos daño unos a otros, y en el que nos sentimos culpables y con necesidad de ser sanados”.
El Prelado señaló que para Dios “somos sus hijos e hijas” y que al ofenderlo se rechaza la relación de amor que Él ofrece. Lo mismo sucede cuando se ofende al prójimo porque “estamos negando que estemos destinados a vivir como hermanos y hermanas, como hijos de un mismo Padre amoroso”.
Con esta frase “estamos pidiendo el valor para sentirnos verdaderamente arrepentidos, sin justificarnos a nosotros mismos y sin tratar de justificar nuestras acciones. Cuando oramos pidiendo perdonar a los demás, pedimos ser misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso”.
2.- No nos dejes caer en la tentación
El Arzobispo de Los Ángeles subrayó que Dios “es misericordioso y amoroso” y que “no nos tienta”. Más bien “somos tentados por el mundo y por nuestra debilidad, porque somos humanos”.
Por lo tanto, la expresión: “No nos dejes” recuerda que el hombre no es autosuficiente y que necesita de Dios para seguir adelante a través de los caminos de este mundo.
“Jesús fue probado en el desierto para que nosotros supiéramos que nuestra fe también será puesta a prueba en las luchas de la vida cotidiana. Así que le pedimos a Dios que nos tenga paciencia, que nos mantenga cerca de Él”, comentó el Prelado.
3.- Líbranos del mal
Mons. Gómez manifestó que el mal es real y que “vemos la evidencia todos los días”.
Sin embargo, prosigue, “el amor de Dios es más fuerte” y con esta frase “le rogamos a Jesús que venga para estar con nosotros, que camine con nosotros a través de los valles oscuros de esta vida”.
“Por eso oramos nuevamente, para que sepamos entregarnos a la voluntad de Dios y a su amoroso designio de amor para nuestra vida. Oramos con confianza porque sabemos que la voluntad de Dios es nuestra santidad y nuestra salvación. Sabemos que todas las cosas son para bien si amamos a Dios y vivimos de acuerdo con sus propósitos”, manifestó el Arzobispo de Los Ángeles.
Puede leer la columna completa aquí: https://www.aciprensa.com/josegomez/el-realismo-del-padre-nuestro/
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— ACI Prensa (@aciprensa) 14 de abril de 2016
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