España: ya se puede venerar una réplica de la Síndone en Córdoba

El obispo Demetrio Fernández bendijo este lunes una copia exacta de la Sábana Santa de Turín. Se podrá contemplar en la iglesia del Juramento de San Rafael

Madrid, 05 de mayo de 2015 (ZENIT.org) Redaction | 0 hits

La ciudad de Córdoba (sur de España) cuenta ya con una copia exacta de la Sábana Santa que se encuentra en la Catedral de San Juan Bautista de Turín, y que ha sido bendecida este lunes por el obispo diocesano, Mons. Demetrio Fernández. La réplica de la Síndone --una pieza de lino que mide 4,41 m de largo y 1,13 m de ancho-- se custodiará en una capilla de la iglesia del Juramento de San Rafael, y se podrá venerar como si fuera una imagen, informó este martes el Obispado en un comunicado.

Esta reproducción ha sido realizada a partir de fotografías digitales que se obtuvieron de la reliquia original. La copia se ha elaborado tras la preceptiva autorización de las autoridades competentes, tras una petición que se planteó desde Córdoba hace unos años a través del Centro Español de Sindonología. En la actualidad la Sábana Santa tiene un centenar de réplicas en todo el mundo.

El Sudario de Turín se expone solamente en los Años Santos; es decir una vez cada 25 años. No obstante hay ostensiones extraordinarias que se producen cuando existe alguna circunstancia especial como la de 1998, la de 2010 y la que está en curso este año, con motivo del bicentenario del nacimiento de san Juan Bosco.

La réplica de la Síndone se expondrá junto a la imagen del Cristo de la Hermandad Universitaria de Córdoba, obra de Juan Manuel Miñarro. Se trata de un crucificado, que reproduce exactamente las heridas reflejadas en la Sábana Santa. Para su realización, se hizo un profundo estudio interdisciplinar, a fin de conseguir que la imagen fuera lo más realista posible.

Así, entre otros detalles, se puede destacar que la talla tiene el aspecto de un fallecido una hora antes, con el vientre inflamado; tiene arena incrustada --que fue traída de Tierra Santa-- en las heridas de las rodillas, fruto de las tres caídas que sufrió Jesús de camino al Calvario; frente a la iconografía clásica, los clavos están clavados en las muñecas, tal como se piensa que los romanos hacían en las crucifixiones. A consecuencia de esto, los pulgares están doblados hacia las palmas; la sangre que mana de las heridas es la producida previa y posteriormente al fallecimiento; en las heridas de los latigazos, se puede apreciar las marcas dejadas por las bolas de metal que tenían los látigos en los extremos; el tradicional cartel sobre la cruz está escrito en latín, griego y arameo.

(IDV)