El Papa pide a religiosas estar atentas al mundo y no quedarse en el balcón

El Papa Francisco ha recibido en audiencia este sábado 26 de marzo al Instituto de las Hijas de María Santísima del Huerto, a quienes explicó la importancia de acercarse al más necesitado en una sociedad de “autorreferencialidad”.  

Al comienzo de su mensaje dirigido a las religiosas, el Santo Padre destacó la imagen de San Antonio María Gianielli, fundador de esta congregación, “que se dedicó a servir la Palabra de Dios, tanto en la predicación como en las obras”. 

“En su predicación testificaba y proclamaba la fe en la providencia de Dios. Con sus obras de misericordia mostró el camino de la santidad y atrajo a la gente a seguirlo, dando ejemplo de caridad concreta y solidaria con los más pequeños y marginados de la sociedad”, explicó el Papa.  

A continuación, el Pontífice señaló que es importante “estar en Dios”, pero también “salir a las periferias más necesitadas”, algo complicado en la sociedad “maquillada en la que vivimos”.

El Papa dijo que vivimos en “una cultura del espejo y de la autorreferencialidad”, donde es más importante maquillarse que crecer, que avanzar”.   

“Ustedes que trabajan en la vida saben cuánta explotación hay hoy en día en esta cultura hacia los jóvenes, los niños -incluido el trabajo infantil-, las mujeres explotadas, incluso los ancianos: una forma de explotarlos es dejarlos de lado. Y frente a esta cultura está su instituto, que puede ir a cualquier parte con la caridad”, indicó Francisco.  

El Santo Padre ensalzó la misión evangelizadora de las religiosas, que afrontan “las dificultades con confianza y esperanza, sabiendo que vosotros mismos sois los primeros pobres y necesitados de Dios”. 

Destacó también su humildad y valentía, una actitud que comparó con la disposición de la Virgen María, quien actuó de esta manera “ante sus pruebas”. 

El Papa aseguró que “de un corazón inmerso en Dios salen los frutos de una vida que huele a Evangelio: una vida rica en comprensión, rica en fraternidad, en ternura, en alegría, en entrega”.  

“Y el mundo –dijo a continuación–, está sediento de esta vida buena, pero no puede dársela a sí mismo; necesita ver su testimonio,  por gente sencilla, por gente con limitaciones y debilidades como nosotros y, sin embargo, llena del poder del Espíritu Santo”. 

Atentos al mundo 

El Papa Francisco insistió en la necesidad de “estar atentos al mundo” en el sentido evangélico, “sabiendo tomar las situaciones y las personas como son y acompañándolas en el camino de la cercanía a Dios y de la madurez en el Señor”. 

También subrayó la necesidad de hacerlo “sin quedarnos en el balcón”, es decir, “no observar con desapego, sino acercarse, agacharse, tocar con la mano. Tocar con la mano nos humaniza”. 

Cada vez que nos acercamos a una persona con caridad, con amor, le devolvemos su dignidad. La dignidad de Cristo, que viene con nuestro gesto de caridad”, aseguró.  

 “Que el Espíritu Santo, por intercesión de la Virgen María, os ayude a que en vuestras comunidades haya un ambiente sereno de fraternidad, un calor de acogida, de comprensión, de magnanimidad”, dijo el Papa.   

Por último, animó a las religiosas y pidió que “los problemas y dificultades no os asusten, habrá muchos, seguid adelante con confianza en la Providencia, siempre fieles al carisma original”. 

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