El P. Santiago Cantera, prior del Valle de los caídos envió una carta a los padres de los niños de la escolanía que estudian en el Valle de los Caídos tras la aprobación el pasado martes 20 de julio del anteproyecto de Ley de Memoria Democrática.
El P. Cantera reconoce que la futura ley puede ser “muy inquietante” pero anima a mantener “la serenidad y guardar la paz y la confianza en Dios”.
“Nosotros seguiremos nuestra vida en el Valle y el curso académico con toda tranquilidad y normalidad, sabiendo que Dios y nuestra Madre celestial velan por todos nosotros”, aseguró el Prior.
Este anteproyecto de ley incluye la extinción de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, que sustenta la presencia de la Orden Benedictina. De esta manera la comunidad religiosa podría tener que abandonar la abadía y su gestión pasaría a la Archidiócesis de Madrid.
En la carta, el prior benedictino recuerda que la presencia de la comunidad religiosa en el Valle “no depende única ni exclusivamente de la existencia de la Fundación, sino que tiene otros fundamentos de peso que no se pueden anular sin más”.
Y asegura que el anteproyecto de ley no prevé de manera explícita “la extinción de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos” y que el texto “no dice nada de la desaparición o expulsión de nuestra comunidad ni de la escolanía”.
Además, recuerda que el proceso hasta la total aprobación de la Ley de Memoria Democrática es lento, “todo su debate puede durar meses o incluso prolongarse un año”, ya que todavía debe pasar la aprobación en el Congreso y el Senado. Además puede ser recurrida por algún partido político ante el Tribunal Constitucional. Algo sobre lo que VOX ya ha manifestado su intención de llevar a cabo.
“Una vez que la ley quedase aprobada por las Cortes, habría de regularse el nuevo régimen jurídico del Valle por un real decreto que, en caso de ser francamente negativo para nosotros, podría recurrirse y ello supondría otra prolongación en el tiempo”, destacó el prior benedictino.
Valle de los Caídos
En el Valle de los Caídos está compuesto por una basílica pontificia menor, erigida como tal en 1960 por San Juan XXIII; sobre ella se instala una cruz que es la más grande de la cristiandad con 150 metros de altura, o 300 metros si se cuenta desde el risco de la Nava donde está elevada. Y los brazos miden 24 metros cada uno; también cuenta con una abadía en la que vive una comunidad de religiosos benedictinos desde 1958; y una escolanía en la que estudian niños menores de 14 años que reciben una amplia formación musical; además de la hospedería y un centro de estudios sociales, que hoy en día está inutilizado.
La presencia de la orden benedictina en el Valle de los Caídos está basada el breve pontificio "Stat Crux", emitido por el Papa Pío XII el 27 de mayo de 1958, por el que disponía lo oportuno para la erección de un monasterio de la orden benedictina en la Abadía del Valle de los Caídos. En julio de 1958 se instalaron allí 20 monjes. Actualmente vive una decena de religiosos, de los que algunos pertenecen al grupo inicial que llegó en 1958.
Históricamente el Valle de los Caídos ha sido un lugar controvertido por haber sido construido durante el régimen de Francisco Franco. Se sitúa en el Valle de Cuelgamuros, en la sierra de Guadarrama, en Madrid. Hay quien asegura que se trata de un monumento al bando nacional o que exalta la dictadura franquista, pero también hay quien asegura que la decisión de crear un complejo arquitectónico de tal magnitud se tomó con el objetivo de que fuera un monumento a todos los caídos durante la Guerra Civil, bajo los brazos pacificadores de la cruz.
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