El Obispado Castrense de Argentina celebró este 28 de junio su 62° aniversario con la consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
La Misa de Acción de gracias en la Catedral Castrense Stella Maris fue presidida por el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera.
Concelebraron, el Vicario General Castrense, Mons. Gustavo Acuña; el Canciller Castrense y Capellán Mayor de la Armada, P. Francisco Rostom Maderna; el rector de la Catedral Castrense, P. Diego Pereyra; y los capellanes castrenses.
A través de una carta, Mons. Santiago Olivera dijo que la fecha “es una excelente oportunidad y gracia para consagrarnos al Corazón Sagrado de Jesús”.
“Pero también sumamos a esta fiesta el recuerdo agradecido porque un 28 de junio de 1957 el acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno argentino para atender el cuidado espiritual de los militares constituye el Vicariato Castrense. Hoy es el Obispado para las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad”, explicó.
En su carta, el Prelado dijo que “la imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: Dios nos ama sin límites, Dios se manifiesta en Jesús, ‘es el Dios con nosotros’, Jesús es el rostro del Dios Amor y el Corazón de Jesús es signo claro de ese amor que se entrega y se ofrece por nuestro rescate, para nuestra salvación”.
“Esta fiesta nos da la posibilidad de renovar la certeza de que Jesús pasa por nuestra vida amando, pasa sanando, pasa liberando, y también podemos constatar tristemente lo que Jesús experimenta”, “que es el desprecio, la ingratitud y la irreverencia de muchos de los hombres”, explicó Mons. Olivera.
“Los que amamos a Jesús, debemos avivar el deseo de reparación, de amar por los que no aman, de corresponder a su amor por los que no corresponden. Queremos consagrarnos y consagrar nuestra Diócesis para Amar como Jesús, que ama a todos y ama siempre”.
“Queremos consagrarnos para ser en medio del mundo testigos de ese amor. Pero también valientes defensores por amor de la verdad y la justicia”, aseguró el Obispo.
En ese sentido, el Obispo Castrense pidió a Dios “ser testigos más valientes, para que nuestra vida sea un auténtico testimonio de nuestra fe”, y a saber pedir perdón por los pecados así como “perdonar siempre, porque es el amor de Dios lo que nos ha salvado de nuestras miserias, egoísmos y soberbias”.
Mons. Olivera pidió también a “María, Madre del Amor, mujer del sí generoso” para que otorgue a la Diócesis Castrense el don de amar a su Hijo Jesús “sin reservas, amando a los hermanos, a todos sin exclusión”. “Sagrado Corazón de Jesús, en Ti Confiamos y a ti nos acogemos”, finalizó.
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