Los obispos de Bolivia afirmaron que la Navidad es una “fiesta de alegría”, porque “Dios nace entre nosotros para asumir nuestra condición humana y mostrarnos que su amor es más fuerte que las divisiones y el odio”.
La noche del 24 de diciembre la Iglesia empieza a celebrar de manera solemne la Natividad del Señor y luego siguen ocho días llamados “Octava de Navidad”, que comienza el 25 de diciembre y concluye el 1 de enero, en los que igualmente se festeja el nacimiento del Niño Dios.
En los últimos días la situación en Bolivia se ha visto agitada luego que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) habilitó a los candidatos del oficialismo, el presidente de Bolivia, Evo Morales, y su actual vicepresidente, Álvaro García, para las elecciones primarias y generales del próximo año.
Para los obispos, este suceso pone “en duda las bases de la democracia” y abre “un futuro incierto para los bolivianos”.
En su saludo navideño, la Secretaria General de la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB) señaló que “este año celebramos la Navidad entre signos que desconciertan y preocupan y parecen favorecer el pesimismo y la tristeza”, sin embargo “quien espera en el Señor, no cae en el derrotismo y la queja desesperada”.
Aseguró que “la esperanza no es virtud para cuando todo va bien y no hay dificultades, sino que se demuestra en los momentos difíciles. Es la virtud de los que anticipan el futuro con fe, esfuerzo y tesón, en un deseo de construir un mundo de acuerdo al plan de Dios y a su justicia”.
Los obispos de Bolivia animaron a los fieles a contemplar al niño Dios “para recobrar y cuidar la esperanza, la alegría y el afán de lucha por una Bolivia justa y fraterna”.
“Cuidar la esperanza nos exige restaurar las relaciones en la familia y seguir apostando por la unidad y el amor incondicional, más allá de las dificultades y ofensas. Cuidar la esperanza en nuestro país es desterrar actitudes como la violencia, la corrupción, el racismo, la discriminación, la imposición y la falta de respeto, que no contribuyen a la Bolivia justa que deseamos con todas nuestras fuerzas”, explicaron.
Esta virtud también “es mantenernos vigilantes a los acontecimientos que vivimos, para que nada ni nadie nos la robe y para que sigamos alimentando la solidaridad con los más marginados y vulnerables de nuestra sociedad”.
Al concluir su mensaje, los obispos de Bolivia expresaron su deseo de que “nuestra vida, nuestra generosidad, nuestra amistad, nuestras relaciones, hagan visible la inmensa ternura de Dios. Que Él nos siga bendiciendo con su presencia y haga crecer la alegría de construir juntos un mundo mejor”.
Publicar un comentario