La fuerte lluvia no detuvo a las más de 15 mil personas que tomaron las calles del centro de la ciudad de São Paulo (Brasil) durante la Marcha por la Vida que se realizó el 30 de septiembre.
La marcha partió de la parroquia Imaculada Conceição y terminó en la Praça da Sé, frente a la Catedral Metropolitana de São Paulo.
La intensa lluvia no amilanó a los participantes de diferentes confesiones religiosas, quienes portaron carteles con mensajes en defensa de la vida y gritaban consignas como “¡vida sí, aborto no!” y “¡salvemos las dos vidas”.
Según informó el periódico “O São Paulo”, de la Arquidiócesis de São Paulo, cuando los manifestantes estuvieron frente al Hospital Pérola Byington-Centro de Referencia de la Salud de la Mujer, permanecieron un momento en silencio en memoria de las numerosas víctimas del aborto y luego soltaron globos azules.
En el frontis de la Catedral Metropolitana de São Paulo, el Arzobispo de São Paulo, Cardenal Odilo Scherer, elogió el testimonio de los participantes que enfrentaron la lluvia “en favor de la vida del bebé y de la madre”.
Después se leyó el “Manifiesto por las dos vidas: de la madre y de su hijo”, el cual afirma que “la vida es el bien más precioso que tenemos y la persona humana debe estar en el centro de toda buena política”.
“La vida está por encima de cualquier bien económico y se constituye en el primer derecho en ser preservado por leyes sabias y políticas públicas de gobierno, por iniciativas sociales, culturales o económicas”, prosigue el texto.
El texto advierte que “cuando se niega el derecho a la vida o no se le da el valor que le corresponde, todos los demás derechos dejan de existir o quedan expuestos a riesgos e inseguridades”.
“Por lo tanto, la defensa del derecho a la vida y la promoción de condiciones para la vida digna de todos los ciudadanos es el primer deber de los legisladores y gobernantes”, destaca.
El manifiesto también denuncia como “deshumanas e ilegítimas todas las leyes, proyecto de ley, interpretaciones de la ley o políticas del gobierno, que atentan directa o indirectamente contra la vida humana”.
“El derecho del ser humano a la vida es inviolable, desde su condición de embrión, feto o bebé, aún por nacer, hasta su fin natural”, y por eso señala que “no cabe que los fuertes, saludables y productivos, ni cualquier gobierno y órgano del Estado niegue el derecho de vivir al ser humano, sin importar las circunstancias o condiciones de salud en que este se encuentre”.
Asimismo, expresa que es necesaria la defensa del “derecho a la vida, a la salud, a la dignidad y a la asistencia necesaria, por cuenta de la sociedad y del Estado” así como “de las madres gestantes y de aquellos que ya estén cuidando de sus hijos”.
“Es inhumano y para nada adecuado contraponer el derecho de la madre al derecho a la vida para el hijo” que está en el vientre, agrega el documento.
El manifiesto también llama a defender a las “personas más vulnerables de la sociedad”, pues “el ser humano, viviendo dignamente y siendo bien cuidado, es la glorificación de Dios y señal de humanidad civilizada y redimida”.
También expresa la preocupación por el descuido de creación.
Además, recordó el inicio de la Semana Nacional de la Vida –que tiene lugar del 1 al 7 de octubre y culminará el 8 con el Día del Nacimiento– y señala que tal manifestación “es de orden cívico y político, pero no significa ninguna elección de un candidato o partido”.
Respecto a las próximas elecciones del 7 de octubre, el documento indica que “es competencia de cada ciudadano tomar las decisiones que ayuden a dejar un mejor Brasil, hoy y mañana”.
“Colocamos en las manos y en el corazón de todos los candidatos y partidos este manifiesto, para que lo abracen e implementen adecuadamente en las diversas formas, expresiones e instancias de la acción política y de gobierno”, concluyó el texto.
Traducido y adaptado por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en ACI Digital.
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