Médicos y especialistas en ética del hospital pediátrico más grande de Canadá afirmaron que están considerando la posibilidad de aplicar la eutanasia a niños sin informar a sus padres.
En un artículo publicado por el National Catholic Register se informa que a finales de septiembre un grupo de especialistas del Toronto’s Hospital for Sick Children (SickKids) y del Centro de Bioética de la Universidad de Toronto, escribieron una opinión científica en la que abrieron las puertas a la posibilidad de acabar con la vida de pacientes pediátricos: “Escribimos nuestra política con un ojo en el futuro cercano, cuando jóvenes capaces tengan acceso a la ley MAID” (Asistencia médica para morir), como se conoce a la ley de eutanasia en Canadá aprobada en 2015 para su aplicación en mayores de 18 años, indicaron.
El director de bioética de SickKids, Randi Z. Shaul, el Dr. Adam Rapoport, un pediatra y especialista en ética en el hospital; y una estudiante del doctorado en la Universidad de Toronto, Carey DeMicheli, señalaron que “es equivocado forzar a una persona a vivir en circunstancias de sufrimiento insoportable e irremediable” y que “las personas tienen el derecho a vivir, no el deber de hacerlo”.
En su declaración, los especialistas cuestionaron: “¿Hay situaciones en las que los requerimientos de la MAID y la administración deban mantenerse en secreto de los padres y otros miembros de la familia?”.
En un comunicado enviado a los medios, la vocera de SickKids, Jessamine Luck, señaló que actualmente en el hospital la eutanasia solo se aplica a personas con más de 18 años de edad. La portavoz también indicó que ninguno de los autores de la declaración quiso hablar con la prensa al respecto.
El Council of Canadian Academies (CCA), que aconseja al Gobierno en diversas materias sociales, actualmente analiza la posibilidad de ampliar las causales de la eutanasia para que accedan a ella “menores maduros”, pacientes psiquiátricos y enfermos de Alzheimer.
Para Bridget Campíon, especialista del Instituto Católico Canadiense de Bioética, lo que debe hacerse no es ampliar la eutanasia sino “construir una cultura de vida, una cultura de cuidado, y lo que el Papa Francisco llamar una cultura de la ternura. Necesitamos mejores cuidados a largo plazo para los casos crónicos”.
En Canadá, afirma Celeste McGovern del Register, “la salud pública está colapsada. Los cuartos de emergencia están llenos y las personas esperan meses para ser asignados a un médico, mientras que el dinero para la salud pública parece influir las decisiones sobre el fin de la vida”.
En ese sentido, Canadá parece moverse en la misma dirección de Bélgica y Holanda, los primeros países en legalizar la eutanasia en 2002.
¿Qué enseña la Iglesia sobre la eutanasia?
San Juan Pablo II escribió en su encíclica Evangelium vitae (El Evangelio de la vida) de 1995 que “por eutanasia en sentido verdadero y propio se debe entender una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. ´La eutanasia se sitúa, pues, en el nivel de las intenciones o de los métodos usados’”.
De acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica, “cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable”.
Por lo tanto, precisa el documento, “una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que se puede haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de rechazar y excluir siempre”.
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