El Papa Francisco advirtió de tres peligros de los que los que los católicos “tienen que cuidarse”, especialmente en el camino sinodal: el clericalismo, la mundanidad espiritual y el chismorreo.
El Santo Padre hizo esta advertencia en un video mensaje a la Arquidiócesis de Buenos Aires (Argentina), con ocasión de su Primer Sínodo Arquidiocesano, organizado como preparación al Jubileo del 2020, cuando se cumplirán 400 años de la fundación de esta arquidiócesis.
El tema del Sínodo Arquidiocesano de Buenos Aires es “Caminando juntos”.
El Papa recordó que sínodo es “moverse, caminar, caminar juntos, ponerse de acuerdo”, y que en ese caminar la Iglesia va a encontrar “cosas muy buenas y cosas no tan buenas”.
El primer peligro, dijo, es el clericalismo. “A veces da pena cuando en una parroquia los fieles lo único que hacen es ver lo que dice el cura, y el cura deja de ser pastor para ser patrón de estancia”, afirmó.
Por ello, pidió cuidarse “del clericalismo, que es una perversión en el cuerpo de la Iglesia”. “Caminar en sinodalidad es que toda la comunidad diocesana, parroquial o la colegial, por ejemplo, camina junto. Todos son pueblo de Dios”.
La segunda dificultad es “la mundanidad espiritual. Vivir el Evangelio pero con criterios mundanos. No, el Evangelio se vive con criterios evangélicos”.
El Papa señaló que la tercera dificultad, “que para mí es el que más debilita a las comunidades eclesiales”, es “el chismorreo”, porque es “como un sarampión, que se mete y se mete, y no se puede vivir sin sacarle el cuero al otro. ¡Cuídense de los chismes!”.
En cuanto a las cosas buenas que la Iglesia se encuentra en su camino sinodal, mencionó dos seguridades: “Primero, las bienaventuranzas. Metéte en el espíritu de las bienaventuranzas”. “Y la otra seguridad es leer el protocolo sobre el cual nos van a juzgar”, es decir, “las obras de caridad”.
“No estén quietos, caminen para encontrarse, para escucharse, para reflexionar juntos. Defiéndanse del clericalismo, de la mundanidad y del chismorreo. Y fortalézcanse con las bienaventuranzas”, concluyó el Papa.
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