Marcilio, que proviene del municipio de Santos en Brasil, fue curado inexplicablemente en diciembre del 2008 cuando tenía problemas con una infección bacteriana en el cerebro que le generó ocho abscesos cerebrales graves y un dolor de cabeza insoportable.
"Desde el principio el diagnóstico no era bueno y solo parecía empeorar. Pero en el interior de este gran sufrimiento comprendimos que algo había ocurrido. Estaba seguro de que fue la Madre Teresa quien me sanó", explicó Marcilio al canal de televisión italiano Rai1 durante el Encuentro para las Amistades de los Pueblos, conocido como el Meeting de Rimini, que se llevó a cabo en Italia entre el 19 y 25 de agosto.
La historia del milagro comenzó cuando un sacerdote amigo, el P. Elmiram Ferreira, animó al joven recién casado y a su esposa, Fernanda Nascimento Rocha, a orar pidiendo la intercesión de la Madre Teresa.
Fernanda explicó que Marcilio estuvo enfermo durante dos años y que acudieron a innumerables médicos pero sin recibir un diagnóstico certero. "Fue una espera llena de angustia y no sabíamos qué era lo que estaba mal. El primer intento de tratamiento no tuvo éxito. Así que el médico cambió la terapia, pero Marcilio continuó emperando".
Tras el fracaso del tratamiento, Andrino se despertó un 9 de diciembre del 2008 con un dolor de cabeza "insoportable" que lo dejó incapaz de hablar. Mientras su esposa oraba, fue llevado para una cirugía como último recurso.
Después de ejecutar una serie de pruebas "el médico miró el examen, e iluminado por el Espíritu Santo, entendió que mi esposo tenía ocho abscesos cerebrales”, agregó Fernanda.
Asimismo, la esposa aseguró que ambos siempre habían orado a la Madre Teresa, y que inclusive, su párroco les obsequió una reliquia de la Beata antes de su boda.
"Puse la reliquia en la cabeza de Marcilio, donde tenía los abscesos. Recité la oración de beatificación y también lo que venía de mi corazón. No fue fácil, pero este período me enriqueció mucho, enriqueció nuestro amor, nuestra fe... Hoy puedo decir que valió la pena".
Cuando el cirujano entró en la sala de operaciones se encontró con Marcilio despierto. “Sentí una gran paz dentro de mí y ya no tenía dolor de cabeza. No entendía lo que me estaba pasando", expresó.
Al ver la mejora, los médicos decidieron trasladarlo a cuidados intensivos y aplazar la cirugía hasta el día siguiente. Marcilio durmió toda la noche sin ningún problema, y al día siguiente tras reunirse con su médico, éste le dijo que volvería a su habitación.
“Vi que los abscesos se redujeron en gran medida, al igual que la hidrocefalia", dijo Marcilio refiriéndose al término médico para la acumulación anormal de líquido en el cráneo.
"Los abscesos se redujeron en un 70% y la hidrocefalia había desaparecido, ni siquiera las cicatrices de los abscesos eran visibles. En ese momento descubrí que estaba curado", añadió.
Su esposa Fernanda afirmó que si bien el médico no confirmó que Marcilio estaba curado, ella “ya lo sabía enérgicamente” porque “había orado a Dios por medio de la intercesión de la Madre Teresa", y añadió que cuando fue a la habitación de su esposo y lo vio sentado y hablando, entendió que “la Madre Teresa lo había sanado".
"Mi caso fue muy difícil clínicamente. Pero estoy seguro de que ocurrió un milagro... Yo estaba seguro de que la Madre Teresa me había sanado”, agregó Marcilio.
Tiempo después la pareja tuvo dos hijos, a pesar de que los médicos les dieron la mala noticia a Marcilio de que nunca sería capaz de tener hijos debido a los tratamientos. Aunque estaban devastados, la pareja aceptó, diciéndose a sí mismos que "si Dios quiere, vamos a tener hijos".
Seis meses después de su curación, la pareja se trasladó a Río de Janeiro y Marcilio volvió al trabajo. Fernanda comenzó a experimentar náuseas y el médico les confirmó que estaba embarazada.
"Mi fe ha crecido mucho, veo la gracia. Yo estaba enfermo, no podía caminar, siempre tenían que ayudarme. Hoy camino, tengo una familia y estoy muy agradecido", cuenta Marcilio.
Ahora, ocho años después del milagro la pareja de esposos siguen llevando la reliquia de la Madre Teresa a donde quiera que vayan, y oran junto a sus hijos.
“Cuando veo a mis hijos, veo a la Madre Teresa. Este milagro hizo a mi familia más fuerte y unida. Ellos saben todo acerca de mi enfermedad y la curación. Siempre nos acompañan, y cuando vamos con las hermanas a rezar, entienden todo y rezan con nosotros", explicó Marcilio.
"Dios elige a los que dan a conocer su Misericordia a todos, como en el caso de la Madre Teresa, que curó a todos sin distinción. Ella enseña a todos los pueblos a tener compasión del otro".
En septiembre de 2015, la Congregación para las Causas de los Santos aceptó las conclusiones de la comisión médica y presentó el informe al Papa Francisco para su aprobación final. El 18 de diciembre, el Santo Padre reconoció oficialmente el milagro que se necesitaba para que la Madre Teresa sea canonizada.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 29 de agosto de 2016
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