El Prelado recordó que en el libro de los Hechos de los Apóstoles se narra que, después de la resurrección de Cristo, en la primera comunidad cristiana la Virgen estaba junto a los apóstoles cuando estos se reunían para orar.
También señaló que Jesús les enseñó a sus apóstoles la oración del Padre Nuestro cuando ellos le pidieron que les muestre cómo orar. Por ello, prosigue Mons. Gómez, al orar junto a los apóstoles “es posible y fascinante pensar que la oración que rezamos actualmente haya podido ser dicha por María”.
El Arzobispo de Los Ángeles indicó que María ya era una mujer de oración incluso desde antes de la Anunciación y que “sólo una persona de oración podría haberle dicho que ‘sí’ a Dios en ese momento de la Anunciación”.
Añadió que las palabras de María al ángel: “Hágase en mí según tu palabra” son “una eco de las palabras del Padre Nuestro, ‘Hágase tu voluntad’”.
“El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que estas palabras son un modelo de verdadera oración: ‘Fiat: Esta es la oración cristiana: ser completamente de Dios, porque Dios es completamente nuestro’. La oración, como Jesús nos lo enseña, tiene como fin unir nuestra vida a la vida de Dios, y nuestra voluntad a la suya”, precisó el Prelado.
En ese sentido, Mons. Gómez dice que este abandono y confianza en la divina Providencia se refleja en la petición “Danos hoy nuestro pan de cada día”.
“El propósito de la oración no es decirle a Dios lo que necesitamos. Dios ya sabe lo que necesitamos, incluso antes de que se lo pidamos. Cuando le pedimos a Dios ‘hoy’ nuestro ‘pan de cada día’, estamos haciendo una confesión: que sin Él no podemos alimentarnos a nosotros mismos; que sólo Él puede proporcionarnos lo que necesitamos”, explicó.
El Arzobispo de Los Ángeles señaló que “en cada cosa, Jesús nos llama a confiar en la Providencia de Dios, con la cual Él proveerá. Oramos pidiendo nuestro pan de cada día, pero no podemos permitirnos a nosotros mismos dejarnos consumir por las preocupaciones materiales. Jesús dijo: ‘No se preocupen por su vida, por lo que van a comer o beber; ni por su cuerpo, por cómo se van a vestir’(Mt 6,25)”.
El Prelado indicó que la frase “Danos hoy nuestro pan de cada día”, también se refiere al alimento “que perdura para la vida eterna”: la Eucaristía. Además, prosigue, “Jesús dio testimonio de que Él era el “pan de Dios” bajado del cielo para dar la vida al mundo”.
Por lo tanto, Mons. Gómez manifestó que cuando se reza el Padre Nuestro “le estamos pidiendo a Jesús que venga y que se entregue a nosotros en su Palabra y en el Santísimo Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. Oramos como aquellos primeros discípulos que le dijeron a Jesús: ‘Danos siempre de ese pan’”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 6 de mayo de 2016
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