Durante su catequesis en la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco habló acerca de la importancia de conocer “la propia historia de vida” para poder hacer un buen discernimiento y así tomar las decisiones correctas.
A partir de esta idea, citó a San Agustín, quien enseñó a cultivar la vida interior para encontrar lo que se busca. Al recordar a este santo, el Papa Francisco hizo una invitación a los fieles: “Entra dentro de ti, lee tu vida con serenidad, entra en tí mismo”.
Asimismo, pidió evitar aquellos elementos “tóxicos”, las ideas que nos hacen daño, como pensar por ejemplo que “todo me va mal, nunca realizaré nada bueno, etc”.
“El relato de los acontecimientos de nuestra vida consiente también captar matices y detalles importantes, que pueden revelarse como ayudas valiosas que hasta ese momento estaban escondidos”, aseguró a continuación.
A continuación, el Papa explicó que “detenerse y reconocer esto es indispensable para el discernimiento, es un trabajo de recogida de perlas preciosas y escondidas que el Señor ha sembrado en nuestro terreno”.
“El bien está escondido, siempre, porque el bien tiene pudor y se esconde, es silencioso, requiere una excavación lenta y continua. Porque el estilo de Dios es discreto, no se impone; a Dios le gusta estar escondido, con discreción, es como el aire que respiramos, no lo vemos nunca, pero nos hace vivir, y nos damos cuenta solo cuando nos falta”, aseguró.
En esta línea, animó a los presentes en la Plaza de San Pedro a “notar los pequeños milagros que el buen Dios realiza por nosotros cada día”.
“Con sabiduría se ha dicho que el hombre que no conoce el propio pasado está condenado a repetirlo”, dijo más tarde.
El Santo Padre también animó a contar la propia vida a alguien, lo que definió como “una de las formas de comunicación más hermosas e íntimas”.
“También las vidas de los santos -continuó el Papa–, constituyen una ayuda preciosa para reconocer el estilo de Dios en la propia vida: consiente tomar familiaridad con su forma de actuar. Algunos comportamientos de los santos nos interpelan, nos muestran nuevos significados y nuevas oportunidades”.
Por último, el Papa Francisco explicó que “es el corazón quien nos habla de Dios, y nosotros debemos aprender a comprender su lenguaje”.
Por ello, invitó a los presentes a hacer un examen de conciencia al final de cada día y preguntarse: “¿Qué ha sucedido hoy en mi corazón?”.
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