El Papa Francisco inició un nuevo ciclo de catequesis sobre el Sacramento de la Confirmación en la Audiencia General del miércoles, aprovechando la reciente celebración de Pentecostés, en la que habló del “testimonio que el Espíritu Santo suscita en los bautizados”.
“Aquél que de verdad puede ser sal que da sabor y preserva de la corrupción, y luz que ilumina el mundo, es solo el Espíritu Santo”, señaló para añadir después que “el testimonio cristiano consiste en hacer sólo todo aquello que el Espíritu de Cristo nos pide, concediéndonos la fuerza de cumplirlo”.
Francisco aseguró que “renacer a la vida divina en el Bautismo es el primer paso” y para esto “hay que comportarse como hijos de Dios, es decir, conforme a Cristo que trabaja en la santa Iglesia, dejándose alcanzar por su misión en el mundo”.
Recordó que “como toda la vida de Jesús fue animada por el Espíritu, así también la vida de la Iglesia y de cada uno de sus miembros está bajo la guía del mismo Espíritu”.
“El respiro de Cristo Resucitado llena de vida los pulmones de la Iglesia, y en efecto, las bocas de los discípulos, ‘colmadas de Espíritu Santo, se abren para proclamar a todos las grandes obras de Dios”.
El Pontífice expresó que Pentecostés “es para la Iglesia aquello que para Cristo fue la unción del Espíritu recibida en el Jordán, es decir, el impulso misionera de consumir la vida para la santificación de los hombres, a gloria de Dios”.
“En todo sacramento opera el Espíritu, y en modo especial en la Confirmación”, subrayó.
El Santo Padre concluyó recordando que en este Sacramento “es Cristo el que nos colma de su Espíritu, consagrándonos sus testigos, partícipes del mismo principio de vida y de misión según el diseño del Padre celeste”.
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