Arnaud Beltrame tenía 45 años y tenía planeado contraer matrimonio religioso en junio. Sin embargo, ese 23 de marzo un individuo asaltó un supermercado en la localidad de Trèbes. Mató a un policía y dos personas más, tomando luego varios rehenes. Beltrame ofreció intercambiarse por una mujer y tras ello fue ejecutado, lo que precipitó la respuesta de la policía que abatió al terrorista.
Arnaud nació en el seno de una familia católica que era “poco practicante”, según relata el P. Jean- Baptiste, monje de la abadía de Lagrasse que había preparado al policía y a su novia Marielle para el matrimonio; y que acompañó al gendarme en sus últimos instantes de vida.
Beltrame, cuenta el sacerdote en la web Famille Chretienne, “vivió una auténtica conversión en 2008, a los 33 años. Recibió la Primera Comunión y la Confirmación tras dos años de catecumenado, en 2010”.
“Luego de una peregrinación a Sainte-Anne-d’Auray en 2015, donde pidió a la Virgen María encontrar a la mujer de su vida, empezó a salir con Marielle, una mujer de fe profunda y discreta. La pedida de mano se celebró en la abadía bretona de Timadeuc en la Pascua de 2016”, prosigue.
El sacerdote narra que la preparación duró dos años y que, curiosamente, “la bellísima declaración de intenciones de Arnaud me llegó cuatro horas antes de su heroica muerte”. “Inteligente, deportivo, conversador y carismático, a Arnaud le gustaba hablar de su conversión”, añade.
En su opinión, al ofrecerse por los rehenes, Arnaud “estuvo animado con pasión por su heroísmo de oficial, porque para él ser policía quería decir proteger, a sabiendas del riesgo que corría”.
Su sacrificio, continúa el sacerdote, se consumó pese al gran amor que le profesaba a su novia. “Él sabía que si su vida comenzaba a pertenecer a Marielle, también era de Dios, de Francia, de sus hermanos en peligro de muerte. Creo que solo una fe cristiana animada por la caridad podía pedirle ese sacrificio sobrehumano”, afirma.
Para el sacerdote era claro que Arnaud tenía en mente aquello que afirma el Evangelio: “Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos”.
El oficial falleció en el hospital, donde el presbítero le dio los últimos sacramentos, pero no pudo casarlo con Marielle –quien lo estuvo acompañando en todo momento–, porque Arnaud estaba inconsciente.
“Arnaud no tendrá jamás hijos carnales, sin embargo, su impactante heroísmo va a suscitar, creo, numerosos imitadores, dispuestos al don de sí mismos por Francia y su alegría cristiana”, concluye.
Este lunes 26 de marzo el Papa Francisco envió un telegrama a Mons. Alain Planet, Obispo de Carcassonne y Narbonne, en el que condenó el ataque terrorista reivindicado por el Estado Islámico el 23 de marzo, que dejó 4 muertos y 16 heridos.
“Saludo particularmente la gesta generosa y heroica del teniente-coronel Arnaud Beltrame que entregó su vida con el objetivo de proteger a las personas. Expreso mi simpatía y bendiciones a sus familiares, así como a todas las personas afectadas por este drama, pido al Señor que les aporte descanso y consuelo”, escribió el Pontífice.
Mons. Planet celebró el 25 de marzo, Domingo de Ramos, una Misa en la localidad de Trèbes, por las víctimas del atentado.
“En medio de la terrible prueba del viernes, un hombre se intercambió por una rehén y lo pagó con su vida”, dijo el Prelado en su homilía, y resaltó la “abnegación propia de los soldados listos a dar su vida por la patria y sus compatriotas”.
El Obispo afirmó que “por los muchos testimonios que he recibido sé que el teniente coronel Arnaud Beltrame se unió a esta devoción de soldado con la fe de un cristiano listo a entrar en la Semana Santa. Los que han recordado en su caso la figura de San Maximiliano Kolbe, aunque se trata de circunstancias distintas, han entendido algo de su accionar”.
San Maximiliano Kolbe fue un sacerdote polaco que se ofreció para ser ejecutado a cambio de un hombre casado y con hijos. Murió después de padecer tres semanas de hambre, y luego de que se le pusiera una inyección letal.
El Obispo resaltó finalmente sobre Arnaud que “una vida entregada no puede perderse. Ella trasciende el mal para llevarnos a la unidad, ella nos llama a creer que la vida es más fuerte que la muerte, en la esperanza cuya fraternidad será el signo”.
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