El Cardenal dijo que Cristo no se quedó en el hecho de que le daba pena que sus ovejas estuvieran perdidas, sino que dio el ejemplo y fue a su encuentro. “Él va siempre delante con su ejemplo de entrega, hasta morir, fiel a su máxima: ‘no he venido a que me sirvan, sino a servir y a dar la vida’”.
“Jesús vino a buscar a la oveja descarriada, vino a curar a la oveja herida, vino a alimentar con buen pasto a la hambrienta y a la débil a cargarla sobre sus hombros. En la actual economía de la salvación Cristo Jesús necesita quien le ayude a cumplir este pastoreo y esta preocupación por las ovejas que no están en su rebaño”, dijo el Cardenal Rivera en la homilía.
Además, el Purpurado señaló que Jesús necesita mediadores para que sean otro Cristo en la tierra y que los que respondan a ese llamado sean quienes proclamen la Buena Nueva y que lo reconozcan en ellos cuando partan el pan.
Por otro lado, el Arzobispo mencionó que cuando el hombre acepta el llamado a la vocación sacerdotal se convierte en el Buen Pastor y debe olvidarse de sí mismo para dar la vida por cada una de sus ovejas.
“Es ser presencia de Cristo Buen Pastor en lo escondido de parroquias rurales o en el anonimato de la gran ciudad. Es proclamar la Buena Nueva a sabiendas que la palabra pronunciada nos llama a la conversión”.
“Es ofrecer el sacrificio de Cristo sabiendo que nos pide ofrecer la propia vida. Es mostrar el amor de Dios no dando algo solamente sino dándose a sí mismo”, concluyó Mons. Rivera.
Si desea leer la homilía completa, haga clic en el siguiente enlace: http://www.siame.mx/apps/info/p/?a=13166&z=32
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