El Parlamento de Francia aprobó el martes un proyecto de ley para la reconstrucción de la Catedral de Notre Dame, tres meses después de que un incendio destruyera el techo de la iglesia y en medio de discusiones sobre la mejor manera de proceder con la restauración.
El incendio del 15 de abril de 2019 destruyó el techo de madera de la catedral y una aguja que se añadió en el siglo XIX durante una renovación del templo de 800 años de antigüedad.
El proyecto de ley aprobado el 16 de julio establece un marco legal para la distribución de fondos donados para la renovación de la catedral.
El Senado francés aprobó por primera vez el proyecto de ley el 27 de mayo, que en su momento ordenó que la reconstrucción fuera fiel al “último estado visual conocido” de Notre Dame.
El proyecto fue aprobado en la Asamblea Nacional con 99 votos a favor. La forma arquitectónica de la reconstrucción no se aborda directamente en el texto de la nueva ley, informó AFP.
El Gobierno de Emmanuel Macron había iniciado un concurso de arquitectura para presentar una variedad de sugerencias para la restauración. El presidente también ha pedido “una reconstrucción inventiva” de la catedral con un diseño más contemporáneo.
El presidente francés pretende que la restauración demore cinco años. Los críticos en el Parlamento se quejaron de que el proyecto estaba siendo apresurado para la celebración de los Juegos Olímpicos de París en 2024.
“Lo más difícil está ahora delante de nosotros. Necesitamos fortalecer la catedral para siempre y luego restaurarla”, dijo el ministro de Cultura, Franck Riester, cuando se aprobó el proyecto de ley, según informó AFP.
El proyecto de ley también apunta a organizar los casi 1.000 millones de dólares en donaciones provenientes de todo el mundo. Los empresarios franceses de artículos de lujo, los multimillonarios Bernard Arnault y Francois-Henri Pinault, prometieron donar 200 y 100 millones de euros cada uno, según apunta AFP.
Los políticos vienen realizando un esfuerzo a gran escala de recaudación de fondos para renovar la catedral contra siglos de deterioro, contaminación y llegadas masivas de visitantes. Los conservacionistas franceses y la Arquidiócesis anunciaron en 2017 que completar las renovaciones necesarias para la integridad estructural del edificio podrían costar hasta 112 millones de dólares.
Un análisis reciente del New York Times sugirió que la catedral estuvo cerca de colapsar por completo y que la valentía del departamento de bomberos de París probablemente salvó el edificio de daños mayores. La bóveda de piedra arqueada todavía tiene un riesgo de colapso y los turistas aún no pueden entrar.
El informe del medio de comunicación también detalló la falta de comunicación entre un guardia de seguridad y un empleado que monitoreaba la alarma de incendio del edificio, lo que hizo que el siniestro no se haya descubierto hasta después de 30 minutos.
El área alrededor de Notre-Dame todavía contiene cantidades altas de plomo debido al colapso de la aguja, y es una fuente de preocupación para las autoridades de París. Los trabajadores intentan actualmente eliminar los escombros y aún no se inicia la etapa de reconstrucción.
Debido a las leyes de Francia, el Estado es propietario de todas las iglesias construidas antes de 1905, incluida Notre Dame. El Gobierno permite que la Arquidiócesis de París use el edificio de forma gratuita y continuará haciéndolo a perpetuidad. La Iglesia local es responsable del mantenimiento de la catedral, así como de sus empleados.
Durante la Misa del 15 de junio en Notre Dame des Sept Douleurs, una capilla contigua a la catedral, el Arzobispo de París, Mons. Michel Aupetit, destacó que la iglesia no es un mero patrimonio cultural de Francia, sino que está destinada a la adoración de Dios.
Alrededor de 30 personas con cascos de seguridad asistieron a la Misa, incluidos los canónigos de la catedral y otros sacerdotes. Para la celebración se llevó la Corona de Espinas que habría utilizado Cristo en su Pasión. Esta reliquia fue rescatada del incendio, junto con el Santísimo Sacramento, por un bombero.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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