El Arzobispo Emérito de Sucre (Bolivia), Mons. Jesús Pérez, invitó a descubrir en la Cuaresma un “gimnasio auténtico, válido y necesario para todos, donde se renueven y acrecienten nuestros músculos espirituales”.
En su reflexión, el Prelado explicó que con el Miércoles de Ceniza se abre “un itinerario de purificación hacia la Pascua: en penitencia, escucha frecuente y atenta de la Palabra de Dios y con prácticas de las obras de misericordia”.
Luego, en el primer domingo de Cuaresma el Evangelio muestra “al Jesús hombre, tentado como toda persona, pero dándonos la enseñanza de cómo vencer las tentaciones”.
“Jesús vive en oración, penitencia y en escucha humilde de la Palabra del Padre”, sostuvo Mons. Pérez. “En el desierto se entrena a luchar contra Satanás, lucha que perdurará hasta su muerte en Cruz”.
El Arzobispo subrayó que “las tentaciones estaban dirigidas a apartar a Jesús de su misión en el mundo”, por lo tanto, la Cuaresma se convierte en “una convocatoria a ser fieles a Dios, una llamada a vivir como hijos de Dios, a ser santos o buenos, practicando la justicia”.
Por otra parte, en este gimnasio espiritual la Iglesia orienta a sus hijos a vivir con obras concretas lo que Jesús sintetiza: en la oración, el ayuno y las obras de misericordia.
“Todas estas acciones, según Jesús, deben hacerse no para ser vistos y alabados, sino para agradar a Dios Padre que ve todo lo que hacemos”, indicó Mons. Pérez.
De esta manera, la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia “nos invitan a entrar en un gimnasio auténtico, válido y necesario para todos, donde se renueven y acrecienten nuestros músculos espirituales, para encontrarnos con Dios en mayor profundidad”.
El Arzobispo Emérito de Sucre insistió en la urgencia de vivir la Cuaresma en “cambio y conversión”, en medio de un mundo “injusto y corrupto que nos está llevando a un suicido humano y espiritual”.
“También en la familia se nota la injusticia”, alertó el Arzobispo, “cuando por la indiferencia, incomprensión, egoísmo y tantas otras acciones se falsean las relaciones personales, se alienan a las personas”.
“Estamos ante un mundo donde se quiere silenciar la presencia de Dios. Esto es también injusto. La Cuaresma es el paso de Cristo por este mundo injusto para hacerlo humano y cristiano”, concluyó Mons. Pérez.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 19 de febrero de 2018
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