¿La Iglesia y los homosexuales están en un conflicto “irreconciliable”?

REDACCIÓN CENTRAL, 27 Oct. 17 / 05:50 pm (ACI).- Medios de comunicación y grupos de activistas insisten en que la Iglesia Católica no hace otra cosa que discriminar a las personas homosexuales y privarlas de sus derechos. ¿Pero esta es la verdad? El nuevo libro de un sacerdote busca dar respuestas claras.

Editado por la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, “La Iglesia y los homosexuales. Un falso conflicto” es la publicación más reciente del P. Mario Arroyo Martínez-Fabre, doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma, y actualmente capellán de la sede en Lima de la Universidad de Piura, en Perú.

Entrevistado por ACI Prensa, el P. Arroyo explicó que el libro parte de la tesis de que “los medios de comunicación han construido artificialmente dos antagonistas irreconciliables: la Iglesia y los homosexuales, que están en una pelea”.

“Lo que quiere mostrar el libro es que no es así. Esas son las radicalizaciones”.

“De hecho la Iglesia quiere y se preocupa por los homosexuales, y eso no es una teoría sino que está por un lado en su doctrina y luego también en la práctica. Y porque acoge a las personas homosexuales y hace un esfuerzo por escucharlas, por comprenderlas”, dijo.

El sacerdote destacó además que “ha habido una maduración en la vida de la Iglesia por darle su lugar” a las personas homosexuales, y de quitarles “la especie de estigma social que tenían antes y que ya no tienen, gracias a Dios”.

El P. Arroyo precisó además que se debe “hacer una distinción entre una persona que es homosexual, una persona que tiene inclinaciones, alguien que ha tenido actos homosexuales, una persona que vive establemente con su pareja gay y un activista LGTBIQ” (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales y queer).

Pero ese es un extremo, dijo, y “en medio, que es la mayoría, hay muchos homosexuales que son católicos, que viven heroicamente o luchan por vivir así”.

“Igual hay algunos que no viven, por decirlo así, conforme a las enseñanzas de la Iglesia. Pero la Iglesia, que es una madre y acoge a todos, nunca los ha echado fuera”.

El sacerdote explicó que “la Iglesia lo que dice es que los actos homosexuales intrínsecamente desordenados, pero es juzgar un acto, no la persona. Y la persona es mucho más que los actos que realiza o que las inclinaciones que tiene. Y ver a una persona solo por sus inclinaciones sexuales es reductivo”.

Un homosexual antes de ser homosexual es un hijo de Dios, que quizás tiene esa inclinación, que incluso se deja llevar por ella, pero fundamentalmente es un hijo de Dios”.

El P. Arroyo precisó que no le haría bien a las personas con atracción al mismo sexo que la Iglesia aceptara las uniones y la práctica homosexual.

“Sería como hacer una moral paralela para ellos, incluso sería como hacerles un agravio: Como te considero incapaz de que sigas la enseñanza de Jesucristo, pues mira, haz lo que puedas. Pero de entrada te estoy rebajando”, señaló.

La enseñanza de Jesucristo no es de mínimos, es de máximos. Es una enseñanza de santidad”, subrayó.

LIbro "La Iglesia y los homosexuales", del P. Mario Arroyo Martínez-Fabre. Foto: David Ramos / ACI Prensa.

El sacerdote remarcó que la vida cristiana “a todos nos cuesta”.

“Al homosexual le costará abstenerse de sus relaciones homosexuales, como al enamorado le costará trabajo abstenerse de relaciones con su enamorada, como al casado le costará trabajo vivir la sexualidad sin cerrar las fuentes de la vida o sin sacarle la vuelta a su mujer con la secretaria que es 20 años más joven. O como al sacerdote le costará trabajo vivir el celibato”.

Como un mensaje a las personas homosexuales, el sacerdote dijo que “tú puedes ser santo, puedes aspirar a eso, y si esa condición es objetiva, forma parte de tu camino a la santidad”.

“Y la Iglesia tiene la función de darte la ayuda”, indicó. “La Iglesia no te rechaza, como no rechaza a un divorciado que está vuelto a casar o a cualquier pecador que es bautizado. Es una herejía decir que la Iglesia es solo de los puros”.

No solo es posible ser una persona con atracción por el mismo sexo y católica, sino que “hay muchos que lo son”, dijo. “Y muchos que luchan conforme a la enseñanza de la Iglesia”.

“Y como todos los católicos, a veces lo conseguimos y a veces no. Y si no lo conseguimos una vez pues está permitido caerse, pero lo que está prohibido es no levantarse. Te levantas y ya está”.

El sacerdote indicó que en la Iglesia hay “distintos caminos” para acoger a las personas homosexuales, y algunos de estos están institucionalizados, como es el caso de “asociaciones como Courage, Courage Latino”.

“Y luego está el día por día que es sobre todo escuchar, comprender. La caridad más que en dar está en comprender, en el esfuerzo por ponerse en los zapatos de esas personas, por escuchar su problemática, por no rechazarlos nunca, por darles un lugar, que no se sientan nunca relegados”.

El P. Arroyo señaló que “lo que podemos hacer los sacerdotes es escuchar a esas personas, escuchar su historia, consolar, darle importancia a las cosas que les hacen sufrir. Y la comunidad cristiana, no rechazarlos”.

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