Religiosa testigo de múltiples milagros eucarísticos en camino a los altares

LONDRES, 19 Oct. 16 / 04:02 pm (ACI).- Debido a su “extraordinaria vida y virtudes” la Congregación para la Causa de los Santos otorgó a la Madre Adele Garnier el título de Sierva de Dios, y con ello se abre oficialmente su causa de beatificación.

La Madre Adele Garnier fundó la Congregación Benedictina de las Adoratrices del Sagrado Corazón de Jesús de Montmartre el 21 de junio de 1867. Llevó una vida marcada por el sufrimiento físico y espiritual, tuvo visiones de Cristo, y vivió la agitación política de su época.

De acuerdo con un informe de The Catholic Herald, el P. Gianmario Piga escribió una biografía espiritual de la Madre Adele (2012) en la que se relató la historia de un milagro eucarístico presenciado por la religiosa.

En una carta al P. Charles Sauvé, la religiosa recordó el momento en que vio al Santísimo Sacramento convertirse en carne y sangre. "En el momento en el que el sacerdote tomó una hostia consagrada y la puso en el cáliz, alcé los ojos para adorarla y contemplarla".

"Oh, si tú pudieras saber lo que vi y cómo me siento conmovida e impresionada aún por esta visión. Los dedos del sacerdote no sostuvieron un pedazo de hostia blanca, sino una hostia de un rojo llamativo, con el color de sangre pero luminosa al mismo tiempo... Los dedos del sacerdote estaban de color rojo a la derecha de la hostia, era una mancha de sangre que parecía todavía húmeda", relató.

Las religiosas de su congregación intentaron abrir la causa beatificación canonización de la Madre Adele durante 20 años, pero la falta de fondos se los impidió.

"Sin embargo, en tiempos más recientes, a causa de la creciente fama de santidad y su poderosa intercesión para obtener favores espirituales y temporales, estamos convencidas de que ha llegado el momento de seguir adelante con su causa de canonización", explica la orden de benedictinas de Montmartre en su sitio web.

La Madre Garnier nació el 15 de agosto de 1838 en Grancey-le-Château (Francia). Durante mucho tiempo sintió un deseo de estar cerca de Cristo, pero no siempre supo que su vocación era la de una vida religiosa.

A la edad de seis años, Adele perdió a su madre. Dos años más tarde, fue enviada a un internado donde completaría su educación hasta los 16.

Poco después de regresar a casa al término de la etapa escolar, un joven pidió su mano en matrimonio, y Marie aceptó. Sin embargo, la decisión no duró mucho debido a que su prometido le hizo vivir una gran decepción.

Tiempo después, Adele trabajó como institutriz para una familia francesa en el castillo de Aulne. Durante su tiempo allí, sirvió como sacristán del castillo. En ese lugar tuvo una visión de Cristo, quien se le apareció en su hostia. Con el tiempo la imagen empezó a usarse en las medallas de su orden.

Poco después de esta visión, Francia se encontraba en medio de la guerra franco-prusiana, que dio lugar al final del segundo imperio francés.

La agitación política de su país le causó a Adele tanto sufrimiento y desolación en el alma, que su director espiritual le ordenó rezarle a Cristo en el Santísimo Sacramento. Después de un tiempo de oración, ella fue golpeada "salvajemente con una alegría que la despojó de la razón. Me sentí como si fuera golpeada por un rayo, que me mantuvo como en una especie de rapto que no puedo describir".

Tras esta experiencia y el fin de la guerra, en marzo de 1897, Adele y otras dos hermanas se establecieron en un apartamento en Montmartre (Francia), dedicando su vida a la oración, el trabajo pastoral y el uso de escapularios blancos debajo de la ropa secular.

El 4 de marzo de 1898, el Arzobispo de París, Cardenal François-Marie-Benjamin Richard de la Vergne, autorizó el establecimiento de la nueva orden: las Adoratrices del Sagrado Corazón de Jesús de Montmartre.

A causa de las leyes anticongregacionalistas de 1901 en Francia, las monjas fueron expulsadas del país y tuvieron que refugiarse en Inglaterra.

Al final se establecieron en Tyburn (Londres), donde en los siglos XVI y XVII, varios cientos de mártires –sacerdotes, religiosos y laicos; hombres y mujeres– fueron ejecutados por el estado protestante ante la negativa de abdicar de la fe católica.

A lo largo de su vida, la Madre Garnier vivió con un sufrimiento físico intenso, tanto es así que llegó a preguntar si Cristo la había olvidado.

A pesar de sus sufrimientos, que incluyeron fuertes migrañas, sus hermanas explicaron que ella se mantuvo alegre y amable con todos, y que aconsejaba a otras hermanas a través de sus tribulaciones.

La orden religiosa también sufrió problemas financieros y ataques demoníacos, incluidos casos de posesión u objetos recogidos y lanzados por la habitación. Pero Cristo le prometió a la Madre Adele Garnier que no permitiría la disolución de su orden.

En 1922, el Señor se le apareció a la religiosa y le dijo que iba a sufrir y morir pronto. Durante los siguientes dos años, sufrió dolores en el pecho hasta que quedó confinada a su cama.

Una vez dijo que ofrecía sus sufrimientos "para que todas las naciones lleguen a ser católicas".

El 15 de noviembre de 1923, en una hostia que le fue llevada por un sacerdote, vio el Corazón de Jesús, vivo en la Eucaristía. La religiosa murió 17 de junio 1924.

Hoy en día la orden contemplativa de la religiosa se encuentra en todo el mundo; tiene conventos en Inglaterra, Escocia, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda, Perú, Ecuador, Colombia, Italia, Nigeria, y Francia.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.

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