MADRID, 30 Dic. 14 / 03:28 pm (ACI/EWTN Noticias ).- El Obispo de Huesca y de Jaca (España), Mons. Julián Ruiz Martorell, llamó a los españoles a “volver a despertar la conciencia de la belleza del don de la vida”, ante crímenes como el aborto que han generado “una profunda herida social” y “una honda injusticia en las relaciones humanas y sociales”.
Obispo de Huesca y de Jaca ha enviado su carta pastoral titulada ‘Inocentes’, fechada el 28 de diciembre, día en el que se celebra la fiesta de la Sagrada Familia y se recuerda a los Santos Inocentes, los niños que murieron por orden de Herodes I el Grande, para así matar al recién nacido Jesús de Nazaret.
El Obispo de Huesca y Jaca precisa en su carta que “entre los inocentes de nuestros días se cuentan los niños a los que se impide nacer”, por eso pide oraciones a la Sagrada Familia “para que proteja a los niños no nacidos”.
“El derecho fundamental, el presupuesto de todos los derechos humanos, es el derecho a la vida, desde su concepción hasta la muerte natural”, recuerda el Prelado y anima a “volver a despertar la conciencia de la belleza del don de la vida. El aborto es una profunda herida social, una honda injusticia en las relaciones humanas y sociales”.
Además Mons. Ruiz subraya que “el drama del aborto provocado hiere al tejido social, deja huellas indelebles en la mujer y en las personas que la rodean, produce consecuencias devastadoras para la familia y para la sociedad y favorece el desprecio a la vida”.
“Nuestra sociedad vive una insuficiencia radical en lo que se refiere al respeto de la vida naciente, al desarrollo de la vida inocente. Como personas adultas y, sin embargo, a veces débiles en el pensamiento y en la voluntad, necesitamos dejarnos llevar de la mano por el Niño de Belén y contemplar el sufrimiento de tantos inocentes a los que no se deja nacer, las víctimas inocentes de una sociedad anestesiada”, precisa el Prelado.
En ese sentido el Obispo de Huesca y Jaca recuerda que “el ser humano, creado para participar de un amor infinito, se deja llevar por la mentira, sucumbe ante expresiones falaces, tergiversa el sentido de las palabras, no protege legalmente el derecho del que ha de nacer, ejerce la violencia sobre quien no se puede defender y ni siquiera tiene voz para expresar su dolor definitivo. El ser humano no otorga confianza a la vida de un nuevo ser humano”.
Por eso asegura que “la vida sigue siendo un don, incluso en situaciones difíciles. La vida es un regalo y no una amenaza”, “la vida de los inocentes es hermosa, no algo dudoso. Recurrir al aborto no resuelve los problemas que afligen a muchas mujeres y a muchas familias, sino que abre una herida profunda en nuestra sociedad”.
De esta manera el Prelado ha pedido aumentar el compromiso “para proteger la vida con valentía y amor en todas sus fases. Es necesario poner de nuevo en el centro de nuestra actividad la defensa de la vida humana y la atención prioritaria a la familia, en cuyo seno la vida nace y se desarrolla. Está en juego la dignidad de la persona, la vida de los inocentes, la dignidad de nuestra sociedad”.
“No podemos descartar a los niños no nacidos, que son precisamente los más necesitados de protección. Excluir a los inocentes es algo profundamente inhumano. Se trata de defender un valor fundamentalmente inteligible para todos”, ha subrayado.
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