25 de julio de 2023 / 10:52 a. m.
Las personas que se identifican como “LGBT” (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) deben ser atendidas por un ministerio católico que muestre caridad, sensibilidad, comprensión y un acompañamiento genuino a la luz de la revelación y las enseñanzas de la Iglesia, expresó el Arzobispo de Baltimore (Estados Unidos), Mons. William Lori.
En su nueva guía, titulada “Como todo discípulo… Acompañamiento pastoral LGBT” y publicada el 20 de julio, Mons. Lori indica que “usted y yo estamos llamados a un camino de por vida de volvernos hacia el Señor, buscando conocerlo y amarlo cada día más profundamente”.
La guía refleja las prioridades comunes a todos los católicos y la diversidad de puntos de vista y experiencias entre quienes se identifican como LGBT, incluidos aquellos que se sienten rechazados por sus familias o la Iglesia. También describe las cualidades necesarias para los líderes de los ministerios y para los grupos que buscan acompañar a estas personas y a sus familias, siendo fieles a las enseñanzas de la Iglesia.
En su guía, Mons. Lori enfatiza que el punto de partida para el camino cristiano “no es una decisión que tomamos o algo que elegimos, sino el llamado de Dios”.
“Dios nos amó primero”, subraya el Prelado, quien destaca también la importancia del Bautismo, en el que “Dios nos reclama como suyos”.
“Nos convertimos en una nueva creación y se nos dio una nueva identidad: amados hijos e hijas del Padre”, señala el Prelado. “Este es el núcleo de lo que somos. Esta es nuestra verdadera identidad”.
Reflexionando sobre los cambios culturales, Mons. Lori resalta las últimas décadas de “una mayor conciencia dentro de la Iglesia sobre la experiencia de nuestras hermanas y hermanos que se sienten atraídos por personas del mismo sexo” y la atención más reciente a “aquellos que experimentan discordancia de género o aquellos que pueden considerarse a sí mismos como no conformes con el género”. Las personas con esta variedad de experiencias a menudo se identifican como LGBT, indica.
“Quienes puedan identificarse como LGBT son hijas e hijos de Dios, son nuestros hermanos y hermanas en Cristo, son miembros del Cuerpo de Cristo, son nuestros familiares y amigos”, continúa el Arzobispo. “Como toda persona humana, fueron creados con el deseo de un vínculo íntimo con Jesucristo. Como todo discípulo, las personas LGBT están llamadas a un camino de por vida de volverse hacia el Señor, buscando conocerlo y amarlo cada día más profundamente”.
El ministerio LGBT debe estar “formado para ofrecer acompañamiento pastoral en lugar de abogar por cambios en la enseñanza de la Iglesia”, expresa el Prelado en su guía. La revelación cristiana y la enseñanza de la Iglesia no son “un obstáculo para el florecimiento humano”, sino “una invitación a la vida abundante que Dios promete”.
También es “esencial” para un ministerio LGBT de este tipo tener “el deseo de caridad, el deseo de acoger y abrazar verdaderamente a las minorías sexuales, escuchar sus historias, caminar con ellas en sus luchas”.
“No debemos presumir de entender lo que ha pasado o está pasando cada persona. La apertura a la experiencia vivida de las personas LGBT y el deseo de caminar con ellas es esencial”, continúa. “También reconocemos los sentimientos de dolor y rechazo que muchas personas LGBT pueden haber sentido por parte de quienes deberían cuidar más profundamente de ellas: familiares, clérigos y miembros de su comunidad parroquial. La respuesta de la Iglesia debe ser siempre la respuesta de Cristo, que es amor”.
Mons. Lori describe la vida contemporánea como un “tiempo polarizado” con un “discurso polarizado” que niega la capacidad de sostener dos realidades diferentes “en tensión”. Señala que hay opiniones de que “alguien puede ser o católico o LGBT”. Este punto de vista sugiere que una persona debe rechazar algún aspecto de la enseñanza de la Iglesia o debe rechazar alguna parte de su identidad.
Para el Arzobispo, sin embargo, las preguntas principales son diferentes.
“¿Cómo ofrecemos acompañamiento pastoral a las personas LGBT y sus familias de una manera que realmente los acoja y los abrace mientras les enseñamos fielmente la verdad sobre la sexualidad humana que Dios ha revelado en la creación, las Escrituras y la Tradición?”, cuestiona. “¿Cómo ese acompañamiento puede llevar a las personas LGBT a una relación más profunda con la persona de Jesucristo y su cuerpo, la Iglesia?”.
Acompañar a las personas LGBT significa sostener “una tensión vivificante” de dos elementos: el deseo de “acoger a cada persona en relación con Cristo y su cuerpo, la Iglesia” y también el deseo de “llevar a las personas a la plenitud de vida que brota del conocimiento de la verdad liberadora sobre la persona humana” revelada a través de Jesucristo.
Si bien las personas experimentan tensión y dificultad para equilibrar la caridad y la verdad, en Jesús están unidas, apunta Mons. Lori.
“La respuesta de la Iglesia también debe ser siempre de verdad”, agrega. Esto incluye preguntas sobre el destino de los seres humanos, el significado de la persona humana y el significado de la sexualidad humana y de la naturaleza humana encarnada.
Cualquier ministerio LGBT existe “para ayudar a las personas en el camino del discipulado de por vida”, comenzando con “una conciencia de nuestra necesidad del Señor”, señala. Este ministerio debe verse como “cuidado pastoral en lugar de justicia social”.
El Prelado critica, además, cualquier “ideología” que “proponga una respuesta incompleta a los deseos del corazón humano”. En última instancia, todas las personas necesitan “una apertura a una relación con Cristo que llene el hambre infinita de nuestros corazones”.
“Reconocemos las luchas de las personas LGBT y los sentimientos de dolor y rechazo que puedan tener, incluso con la Iglesia y sus ministros”, expresa. “Estos ministerios deben ser un lugar seguro donde las personas tengan la libertad de compartir sus historias y sepan que serán bienvenidos y escuchados sin ser condenados”.
Estas personas tienen diversas experiencias y los ministerios no deben hacer suposiciones sobre ellas, continúa el Arzobispo estadounidense. Quienes seautoidentifican como LGBT tienen “una variedad de puntos de vista sobre la naturaleza de la atracción hacia el mismo sexo o el género” y ellos, sus amigos o familiares pueden estar “en diferentes lugares en su propio camino de fe”, por lo que los ministerios deben “respetar los dones y la experiencia únicos de cada persona”.
La orientación de Mons. Lori se centra en seis diferentes “características esenciales del acompañamiento pastoral”. Estas son: reconocer la realidad de nuestra necesidad; mostrar compasión, respeto y sensibilidad; caminar juntos a la luz de nuestra vocación; tener un tipo diferente de conversación; vivir “arraigados en la Iglesia”; y la voluntad de “hacer el largo viaje”.
Si bien precisa que ningún conjunto de pautas “dirá todo lo que debe decirse o lo dirá de la mejor manera”, Mons. Lori enfatiza la necesidad de construir relaciones y un diálogo continuo. Cualquier parroquia con algún tipo de ministerio para personas LGBT y sus familias debe tener la aprobación del Arzobispo. Los párrocos y líderes de estos ministerios deben tener conversaciones “continuas” con su vicario regional, los miembros del equipo de Emaús y el coordinador de la pastoral LGBT de la Arquidiócesis.
El Arzobispo considera asimismo las características de los líderes del ministerio LGBT. Deben ser “discípulos” conscientes de su propia necesidad de Cristo y de “su llamada a seguirlo cada día más de cerca”. Deben ser “personas de oración, atentas a la voz del Espíritu y fieles a Cristo y a su Iglesia”. También deben “poseer la capacidad de facilitar un tipo diferente de conversación que mantenga en tensión tanto la apertura como la fidelidad, la caridad y la verdad”.
Dichos líderes han de tener una “base sólida” en la enseñanza de la Iglesia, deben “aceptarla verdaderamente” y contar con “la capacidad de transmitirla de manera clara y caritativa”. Es preciso que estén dispuestos a “hacer el trabajo largo y arduo de caminar con otros en este largo viaje”. Requieren reflejar la “misericordia paciente” de Dios Padre. El camino hacia Jesucristo es “a menudo lento y sinuoso”, y habrá “pasos en falso” a medida que su trabajo de acompañamiento avance hacia una mayor fidelidad a Cristo.
“Ninguno de nosotros, independientemente de su género u orientación sexual, es perfecto tal como somos”, escribe Mons. Lori. “Pero nuestro deseo por Dios es más que un mero remedio para el pecado… La disposición esencial que necesitamos es una apertura para recibir el amor de Dios, escuchar su Palabra y responder a su amor”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.
Publicar un comentario