“Por el aborto libre, la vida queda convertida en mero material biológico disponible”, advirtieron desde la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) ante el proyecto de reforma del Código Penal que busca, entre otras cosas, liberalizar esta práctica.
“Introduce en nuestra legislación un dinamismo de exclusión de insospechadas consecuencias”, afirmó el doctor Nicolás Laferriere, profesor de la UCA y miembro del Centro de Bioética, Persona y Familia.
En la actualidad existe en Argentina el “aborto no punible”, que se considera delito pero no recibe sanción, en los casos de riesgo de salud de la madre y por violación de una mujer considerada “idiota o demente”.
Sin embargo, la reforma del Código Penal, a presentarse el 8 de marzo, modificaría el artículo 86, agregando que el aborto podría practicarse en casos de violación, sin obligación de denunciar al violador, y por peligro para la salud mental de la madre.
El aborto quedaría irrestricto hasta la semana 14 y luego de ese límite en causales que incluyen las malformaciones fetales.
Frente a esto último, el Dr. Laferriere explicó que la experiencia internacional demuestra que la legalización de esta práctica “conlleva la eliminación sistemática de casi el 90% de los niños con ciertas formas de discapacidad, por ejemplo Síndrome de Down”.
“Esta nueva eugenesia no responde a una planificación estatal centralizada, sino a la consolidación de mecanismos jurídicos de presión sobre los particulares”, sostuvo en su columna “El lado oculto del aborto libre”, publicada en el diario La Nación.
Con esta modificación, “el médico se ve obligado a indicar el estudio genético a toda embarazada para evitar un eventual juicio de mala praxis de los padres por pérdida de la chance de abortar”.
Además, el profesor advirtió que los sistemas de salud “buscarán excluir de su cobertura o cobrar primas más altas a quienes no hicieron nada para evitar el nacimiento de los niños con discapacidad”.
El médico de la UCA subrayó que esta situación se expande también por una “concepción funcional” de la sociedad en la que no se valora a la persona por su dignidad, sino por tu utilidad.
“El diagnóstico prenatal se convierte en un mecanismo de control de calidad y, por el aborto libre, la vida queda convertida en mero material biológico disponible”, lamentó.
Si bien la noticia de una grave malformación o enfermedad provoca angustia en los padres y en la familia, esto “no autoriza el dar muerte al concebido, quien es visto en estas situaciones como una amenaza que hay que evitar a toda costa, no como quien es: hijo de sus padres y paciente de sus médicos”.
“El desafío es grande”, continuó el Dr. Laferriere, “estamos llamados a pensar nuevas y solidarias formas de acompañar la maternidad”.
Y llevar adelante esta tarea significa “acoger cada vida como un bien. Valorar a la persona con discapacidad y fortalecer los mecanismos de estimulación temprana, incluso prenatales”.
En lugar del aborto, el experto abogó por alternativas de apoyo a las madres con embarazo complicado, y conseguir maternidades seguras “que cumplan con los estándares de atención y seguridad”.
Finalmente, el Dr. Laferriere animó a “ser inclusivos con toda vida humana, pero en especial con aquella que se presenta como más vulnerable y necesitada”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 28 de febrero de 2018
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