BUENOS AIRES, 27 Jul. 13 / 12:17 am (ACI/EWTN Noticias ).- Un grupo de sacerdotes y religiosas argentinos, pertenecientes al Instituto del Verbo Encarnado y que atienden a la comunidad católica de Alepo, la segunda ciudad en importancia de Siria, enviaron una carta que refleja crudamente la realidad de la guerra civil que castiga despiadadamente al pueblo sirio y en la que suplican no dejar de rezar por este país.
A continuación la carta:
“Alepo, 14 de julio de 2013, queridos amigos:
Hace tiempo que no escribimos… Se nos ha hecho difícil mantener el contacto. Tenemos muy limitado acceso a teléfono e internet, y las pocas horas de electricidad que llegan por día nos obligan a andar corriendo para llegar a hacer al menos las cosas más necesarias.
Pero, aun cuando no podamos tener contacto frecuente, ustedes saben que los sentimos junto a nosotros, acompañándonos con sus oraciones ¡Y créannos que no es poca cosa en estos momentos!
La situación no ha mejorado, sinceramente ¡todo lo contrario! Los enfrentamientos en estas últimas semanas han recrudecido. En plenos barrios céntricos se multiplican las víctimas civiles, cada día se escuchan sucesos más horrorosos. Y se ha sumado un nuevo agravante: desde hace ya varios días la ciudad está completamente sitiada. Nadie puede entrar ni salir de ella, ni pasar con facilidad y sin riesgo vital, de un barrio a otro.
Tampoco se permite el paso de alimentos para abastecer a la población ni siquiera en sus necesidades básicas. Y como era de esperar, en los mercados ya no se encuentra verdura, ni fruta, ni carne, ni leche, ni siquiera pan (que es el alimento básico e indispensable para cualquier comida del mundo árabe). También el suministro de agua está restringido a unas pocas horas en ciertos días.
En las panaderías que aun consiguen harina, las filas de gente hambrienta son interminables. Esperan hasta 8 horas a que les llegue su turno para poder llevarse un poco de pan. Y no pocas veces se arman peleas que terminan en sangrientos tiroteos.
La interrupción de abastecimiento de gasolina ha obligado a los transportes públicos a disminuir o a suspender sus servicios y son pocos los vehículos particulares que transitan aun por las calles.
Todo esto ha desencadenado un desbarajuste económico de terribles y preocupantes consecuencias para los habitantes de esta ciudad. La mercadería que aun se encuentra en los negocios se ha elevado a precios inalcanzables. Y el hambre ya está arrastrando al saqueo.
Todo parece conducir al desaliento, y a apagar definitivamente la tan amenazada llama de la esperanza en los corazones. Sin embargo… como prueba de la fuerza del bien sobre el mal seguimos viendo nuevos y vigorosos frutos espirituales. ¡Y es que tanto sufrimiento no puede ser en vano!
‘Gracias a Dios’ (Alabado sea Dios), responden al preguntarles cómo están, ‘siempre, gracias a Dios’. Expresión de una profunda y humilde actitud de sumisión a la voluntad de Dios y a su sabia providencia que no abandona. Padres de familia que no saben por cuánto tiempo podrán alimentar a sus hijos; jóvenes que ven truncado su futuro y arrebatados sus anhelos, niños que viven atemorizados. Todos siguen rezando, con un fervor y una perseverancia admirables. Muchos vienen caminando desde lejos para participar de las actividades y de la Santa Misa. Caminan 45 minutos y hasta una hora, y se exponen al peligro que hay en toda la ciudad. ¡Pero no dejan de venir! Dicen que esto es lo que los está sosteniendo y por eso no quieren dejar de hacerlo. En la misa de ayer varios lloraban. Lloran silenciosamente delante de Nuestro Señor, desahogando sus angustias ante el único que puede consolarlos. Y siguen sonriendo y diciendo: ‘Gracias a Dios’.
¡Recemos por la paz! No bastan las reuniones y alianzas. Esta horrible clase de mal solo podrá vencerse con oraciones y sacrificios. Por eso les rogamos, a cada uno de ustedes a quienes les lleguen estas líneas, que no dejen de rezar por Siria, ¡y ahora más que nunca! Y para que se levante el asedio a la ciudad de Alepo.
Unamos nuestras súplicas para que al fin reine la paz en esta tierra bendita. Padres y Hermanas Misioneros en Alepo”.
Etiquetas: Argentina, Siria, violencia
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