20 de junio de 2023 / 9:03 a. m.
Dos sacerdotes católicos, el español Antonio María Domenech Guillén y el mexicano Eduardo Hayen Cuarón, compartieron diversas reflexiones sobre el “Yellow Day” o el día más feliz del año, que se celebra este martes 20 de junio.
El Yellow Day (Día Amarillo) se conmemora porque hoy se inicia el verano en el hemisferio norte, una fecha que corresponde al solsticio de verano, lo que hace que haya más horas de luz solar que lo usual.
En razón de ello se eligió el amarillo, como opuesto además al Blue Monday (Lunes azul), que corresponde al día “más triste del año”, que se dio el 17 de enero.
El P. Hayen indicó a ACI Prensa que “el Yellow Day, o el día más largo del año, se relaciona con horas prolongadas de sol, alegría, tiempo libre y vacaciones”.
“Más allá del clima o de los estados de ánimo, debemos pensar durante estos días largos cómo quisiéramos aprovechar el tiempo para que el tiempo libre y el ocio sean realmente provechosos”, destacó.
El sacerdote mexicano explicó que “el tiempo de vacaciones es un tiempo de descanso y, por lo tanto, para pasar más tiempo con la familia y los amigos, pero también es un tiempo para pensar cómo hemos de cultivar el espíritu”.
“Es cuando debemos pensar en alguna buena lectura para el tiempo de verano, aprender algo nuevo, tomar un curso, hacer actividades al aire libre, visitar algún museo, pero no dejar que el ‘no hacer nada’ se apodere de nosotros. Eso sería desperdiciar el tiempo. Hay un refrán muy corto que dice una gran verdad: ‘Ocioso, vicioso’”, advirtió el sacerdote.
En estos días, concluyó, también es bueno “seguir cultivando nuestra relación con Dios a través de libros de espiritualidad y un poco más de oración”.
Mi Yellow Day es Corpus Christi
El P. Domenech compartió con ACI Prensa: “Para mí, sin lugar a dudas, el día más feliz es el día de Corpus”.
“Como un niño feliz de llegar a un día esperado, vivo el Corpus Christi todos los años, llevando al Señor en la custodia”, explicó.
Para el sacerdote español, “pasear junto a Jesús Eucaristía por las calles de los pueblos siempre ha sido un regalo, no sólo por el bien que hace a las gentes que decoran sus calles con altares, alfombras en algunos lugares, música y danzas para el Señor Sacramentado, sino por el bien que recibo de acompañarlo tan de cerca y porque estoy seguro de que le encanta”.
“Jesús debe ser honrado por todos, sólo a Él se le debe el honor y el poder. A Él la gloria por los siglos de los siglos”.
“Si todo el mundo supiera la grandeza de la Eucaristía, comulgaríamos más”, concluyó.
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